lunes, 26 de marzo de 2012

Síntomas alarmantes


Luis Pérez Casanova 

Habrá que esperar que pasen las elecciones para saber las verdaderas condiciones sociales y económicos de República Dominicana. 

La agitación electoral, que por los cuantiosos gastos en que se incurre suele ensombrecer más las perspectivas, no deja ver el cuadro en toda su dimensión, aunque los síntomas presagian un futuro sombrío. 

Lo del endeudamiento es un misterio y la amplia gama de problemas sociales constituye un permanente desafío, que no se puede ignorar. 

Tan arropada como está por los fuegos artificiales de la campaña, la sociedad no ha tenido tiempo de reparar en su propio estado de salud. No se ha detenido a reflexionar sobre la alarmante ola de suicidios y feminicidios, que ya ha sonado la voz de alerta de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría. Pero antes se había dado cuenta de que más del 70 por ciento de la población padece de hipertensión y diabetes, sin hablar de otras enfermedades ni del alto índice de desnutrición revelado por organismos internacionales. 

Los síntomas son de una sociedad enferma, con marcada tendencia depresiva por la incapacidad y la desesperanza para satisfacer sus necesidades más perentorias. 

En algún momento se pensaba que la crisis era mayormente de tipo moral, pero con problemas económicos y de salud, además de crisis de valores, la verdad es que cualquiera no sabe a estas alturas a qué atenerse. 

El hecho que desde el propio Gobierno se haya planteado la necesidad de una reforma tributaria refleja cuán perturbadora es la situación financiera, no obstante los promisorios indicadores con que se ha dibujado el escenario. 

Al incremento de los males sociales se agrega la impunidad. 

Si para contar las estrellas hay que esperar que pasen los nubarrones, para conocer la realidad tal cual hay que esperar que pase este vendaval. Al margen de pesimismo, la verdad es que por todas partes sólo se advierten problemas.

Santo Domingo, R.D., lunes, 26 de marzo de 2012.

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