lunes, 30 de abril de 2012

Abuso administrativo y de poder


Félix Santana García

La actual generación de dominicanos es testigo del exceso de acciones administrativas que asume el presente equipo de gobierno al actuar como si hubiese recibido un cheque en blanco, para que este le asigne el valor discrecional que considere, sin reglamento, sin normas, sin principios, sin procedimiento al conducir los destinos de la nación. Es un irrespeto a toda una sociedad que hoy se siente burlada y traicionada ya que no observan las normas que definen un país como civilizado. 

No es nada nuevo decir que para que un Estado o institución con o sin fines lucro se conduzcan de forma organizada, con justicia, equidad y democracia deben regirse mediante cánones preestablecidos, pero sobretodo que sean respetados y cumplidos sin distinción.

En ese sentido se puede afirmar sin equívocos que la República Dominicana hoy es víctima de abusos o excesos administrativos y de poder sin que haya un organismo, instancia o autoridad superior que pueda poner coto a esta situación, al extremo de que parezca que gran parte de su población esta hipnotizada o sin sangre en sus venas.

El padre de la nación dominicana, Juan Pablo Duarte, dejó escrito en su ideario que: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre victimas de sus maquinaciones”. 

Es lamentable que después de tantos años de creada la República Dominicana haya que invocar el ideario de Duarte para hacer alusión a personas que en pleno siglo XXI estén siempre prestas a actuar en contra del estado de derecho, libertad, justicia y democracia, abusando de sus atribuciones o de la ostentación del poder político que le fue concedido por los electores por un período determinado.

Se ve y se oye con asombro, como las autoridades de turno se empecinan en violentar las reglamentos, decretos, leyes y hasta la constitución del país para perpetuarse en el poder cual si fuese una propiedad privada haciendo caso omiso al significado de la alternabilidad de los partidos en la administración de la cosa pública.

Con ello se atenta innecesariamente contra la salud de la patria, pues lo que sienten los aspirantes a conducir los destinos, los agentes económicos y sociales de la nación es indignación, rencor e impotencia, al verse estafado, subestimado, manipulado y aplastado mediante el uso indiscriminado de los recursos públicos y la violación de sus cánones legales, propiciando con ello la violencia e inseguridad de la nación. 

Santo Domingo, R.D., lunes, 30 de abril de 2012.

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