lunes, 2 de julio de 2012

Emigración y remesas



Chiqui Vicioso 

 Los estragos de la década perdida, son descritos en un libro de reciente publicación de John Perkins, que se llama “Confesiones de un Sicario Económico”. Perkins, un respetado ex miembro de la comunidad bancaria internacional, quien trabajó muchos durante décadas en el Banco Mundial, narra en ese libro  como profesional muy bien pagado, ayudó a los Estados Unidos a timar a países pobres alrededor del mundo en trillones de dólares, prestándoles más dinero del que ellos podrían alguna vez pagar, para luego hacerse cargo  de sus economías.  

Perkins dedicó su libro a los presidentes de dos países que habían sido sus clientes: Jaime Roldós, del Ecuador y Omar Torrijos, de Panamá, a quienes llegó a respetar y vio morir en accidentes de avión provocados por la CIA, por su negación a aceptar los términos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, durante la administración Reagan.  Asqueado, por el golpe en Chile, provocado por la CIA por las mismas razones, se decidió a escribir el libro.

Jaime  Roldós, asesinado presidente de Ecuador.

La masiva emigración de las mujeres y sus aportes  a la solución de los estragos de la llamada década perdida,  se reconoce en Nairobi, en 1985, donde surge el concepto “Genero y desarrollo”, visibilizando la contribución de la mujer a la sociedad y su equidad con el hombre como sujeto fundamental del desarrollo, posición que se termina de formular en Beijing, diez años después, donde se reconoce que la mujer es un sujeto político, con iguales deberes y derechos ciudadanos que el  hombre.

Omar Torrijos, asesinado presidente de Panamá.

En la década de los 80, en América Latina, se incorporan al trabajo remunerativo, veinte millones de mujeres, y comienza la emigración masiva de nuestras mujeres al exterior, por todas las vías, las legales y las realizadas a través del tráfico y la trata. Pretendiendo ignorar esta realidad, los Estados Unidos, (después del desplome de las Torres Gemelas, y su preocupación con el terrorismo), entendieron que el tráfico y la trata son su tercera frontera, porque son  la única vía  de ingreso a su país que no dominan, o controlan.  Ahí empezó su práctica de categorizar a los países de acuerdo o no al combate de este flagelo, a nivel interno.

Solo que en esta nueva cruzada, los Estados Unidos se niegan a entender que en países como el nuestro son las remesas, segunda fuente de ingresos al presupuesto nacional, después del turismo, (prácticamente un presupuesto paralelo, enviadas precisamente por nuestras mujeres traficadas o no, en el exterior), las que mantienen nuestros países a flote.

Santo Domingo, R.D., lunes, 02 de julio de 2012.

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