FIDELIO DESPRADEL
El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, llegó al
gobierno montado en una ola de lucha popular, que dobló el brazo a la
oligarquía; tomó el gobierno sin un sólido partido que lo apoyara y con un
Congreso totalmente en manos de la derecha.
Y luego, perdió el rumbo: Se desvinculó del movimiento
social que lo catapultó al gobierno y contemporizó con las multinacionales y la
derecha paraguaya. No entendió la cuestión del poder, perdiendo el vínculo
íntimo con el movimiento social de lucha.
No se puede apostar a tomar el gobierno en medio de una
ola de descontento popular, sin contar con un sólido partido, consciente de su
tarea histórica y sin un vínculo umbilical con el pueblo que reclama cambios en
su situación de vida, único camino de mantener el gobierno y tomar
paulatinamente el poder.
Los hombres y mujeres de Alianza-País, comprendiendo la
problemática de la lucha por el poder, y aprovechando la aceptación popular de
nuestra organización y candidatura presidencial, estamos embarcados en un
gigantesco esfuerzo por ganar presencia en todos los rincones del país
(municipios, distritos municipales y barrios), por abrir un proceso de
consolidación orgánica de esa presencia y por aplicar la línea, consignada en
nuestros principios y objetivos básicos, de establecer un vínculo íntimo con el
movimiento social y el movimiento de lucha espontáneo de las gentes, arrimando
nuestro hombro a cada una de esas luchas, desechando todo vestigio de
manipulación y de utilización inadecuada de dicho movimiento.
¡Las lecciones de Paraguay nos reclaman profundizar en
dichos planes! Cada persona que entra a Alianza-País debe recibir una adecuada
formación política, donde estos y otros principios sean entendidos y aplicados
cotidianamente.
Y deben entender nuestro objetivo de construir la
República Duartiana, que como dice nuestra declaración de principios, ha de
ser “solidaria, participativa,
independiente y soberana” y que fue traicionada por los santanistas desde su
nacimiento.
Existe un hilo conductor entre la lucha de los
trinitarios-duartianos con las luchas restauradoras, la de los liberales de
aquellos tiempos y contra la tiranía de Lilís; con la resistencia a la primera
intervención norteamericana y las luchas contra Trujillo; con la de la “Raza
Inmortal”, la de “Una Generación llamada Manolo” y del efímero gobierno de Juan
Bosch, y con la de los coroneles
Fernández Domínguez y Caamaño y la Guerra de Abril; con la lucha contra el
gobierno “de los doce años y todas las luchas democráticas libradas hasta el
día de hoy en nuestro país.
Asimismo, hay un hilo conductor entre Santana, Báez,
Lilís, Trujillo, Donald Read, Balaguer, Jorge Blanco y Leonel Fernández: ¡Todos
le han dado la espalda a los principios trinitarios-duartianos de
República “solidaria, participativa,
independiente y soberana”.
Santo Domingo, R.D., lunes, 02 de julio de 2012.
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