JUAN TAVERAS HERNÁNDEZ (th)
Sí, me salí de la trampa. Como dice Alvarito Arvelo
No vuelvo a votar por nadie. Ni por mí mismo.
No voto por nadie, aclaro, a menos que no cambien las estructuras de poder que permiten el robo de la voluntad popular con el dinero del presupuesto nacional y la complicidad de quienes tienen que velar por la transparencia del proceso electoral, su diafanidad y equidad para que sea democrático.
La Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral, no pueden ser beligerantes, no pueden estar parcializados, ni hacerse de la vista gorda y flaca cuando la Policía y las Fuerzas Armadas, por órdenes del presidente de la República, salen a reprimir dirigentes opositores y proteger a los oficialista que compran cédulas, como ocurrió.
No vuelvo a votar a menos que las autoridades correspondientes sometan a juicio al presidente de la República que viole la constitución y las leyes, que use, como lo ha hecho varias veces Leonel Fernández, los recursos del Estado para beneficio propio o de sus relacionados. (“Me venció el Estado”, Danilo. “Dispongo de 40 mil millones de pesos para ganar las elecciones”. Leonel)
No vuelvo a votar a menos que impidamos que un presidente, como sucedió, diga que gastará 40 mil millones de pesos durante la campaña (gastó 60 mil), lo haga, sin que nadie diga ni haga nada. Al contrario, muchos se tocaron su parte del botín, muchos se arrodillaron ante tanto dinero.
No vuelvo a votar a menos que se creen las condiciones las elecciones sean libres y soberanas. Sin compra de votos, sin la Policía y las Fuerzas Armadas actuando a favor del candidato del gobierno, sin el presidente de la República interviniendo y determinando con el dinero del Presupuesto quién gana y quién pierde.
No vuelvo a votar a menos que se apruebe una buena ley de partidos que evite el transfuguismo y ordene el sistema de partido. Una ley electoral que incluya jueces independientes, sin militancia partidaria, que actúen apegados a la Constitución y las leyes.
No permitiré que se vuelvan a burlar de mí, que me cojan de pendejo como lo hicieron. Hice una cola para votar al igual que muchos otros. A las cinco de la tarde, tres encuestas a boca de urna de empresas muy prestigiosas, daban a Hipólito Mejía ganador de las elecciones con un 52 por ciento. En ninguna parte del mundo las encuestas a boca de urna fallan. Solo en la República Dominicana.
Lo que pasó el 20 de mayo después del mediodía cuando el gobierno supo que perdía los comicios, algún día alguien lo escribirá, como escribió Leonel el libro “Raíces de un poder usurpado” donde detalla el fraude de Balaguer, hoy su líder y guía espiritual junto con Vincho Castillo, en las elecciones de 1990 para impedir que Juan Bosch volviera a la presidente de la República.
No vuelvo a votar a menos que haya garantías legales, que la Constitución y las leyes sean respetadas, y que las autoridades que vulneren la Constitución y las leyes sean penalizadas. Si eso no ocurre, no voto.
No vuelvo a votar, me salí de la trampa del sistema.
No vuelvo a votar por nadie que no esté dispuesto a defender mi voto, mi voluntad, mi espacio, mi deseo y la democracia al precio que sea necesario.
Y usted, ¿volverá a votar? ¿Permitirá que de nuevo lo cojan de pendejo?
¡Sálgase de la trampa!
Santo Domingo, R.D., viernes, 27 de julio de 2012.
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