lunes, 30 de julio de 2012

Pensando en Leonel y el PLD


Por Venecia Joaquín

Cuando fundaron el PLD, surgió una esperanza en la nación. Había mística de honestidad, sanos principios morales y cívicos, brisas de justicia social y libertad. Lo deducía del hecho de que su fundador, Juan Bosch, atacaba los que llamaba tutumpotes, ricos, avaros, oligarcas, que usaban los dineros del pueblo para sus actividades personales, negocios, mansiones, viajes, olvidando los pobres. Sentí curiosidad por lo que enseñaban en sus escuelitas. Me emocionaban los jovenes con cantaritas, pidiendo para ayudar su partido. 

En esa organización politica, sobresalió un joven mulato, gentil, talentoso, de origen tan humilde, que podía tomarse como representante de esa clase: Leonel Fernández. Es “una minita” dijo Bosch. Lo orientó y condujo al poder. Al hacerlo, no pensó en los vacíos de su formación ni en las debilidades de su personalidad. Tampoco en la fuerza de las lecciones balaguerista ni en poderosos que lo deslumbraran. Su desaparición fisica, facilitó la tarea de los que detectaron sus flaquezas.

Ya en el poder, se desvió del camino. Cambió de ideologia y prioridades. Fue Presidente de la Republica, en tres periodos. En el primero, estableció su negocio privado, la millonaria Fundación Global, la mas próspera del país. Durante doce años, administró los bienes de la nación pensando más en como retener el poder que en elevar el nivel de vida de la mayoría. Se concentró en tres sectores: justicia, comunicación y pobreza. 

Abogado de profesión, sus conocimientos legales y politicos, los esgrimió para que el Poder Judicial se entregara al Ejecutivo. Colocó incondicionales que respondieran a sus intereses, en instituciones como el Congreso Nacional, Junta Central Electoral, Tribunal Superior Electoral, Suprema Corte de Justicia, Tribunal Constitucional, Cámara de Cuentas y hasta en partidos politicos. Estableció una especie de dictadura constitucional.

Su otra arma poderosa fue la comunicación social. Con dominio de la oratoria, impresionaba los que creen que es sinónimo de sabiduría. Incentivó con poder y dinero a periodistas capaces de dejar de lado objetividad y ética profesional, para seguir sus directrices, confundiendo la masa popular.

De sus armas, la mas mortal, fue mantener el pueblo sumergido en la ignorancia y pobreza. Sabia que así obedecía con facilidad. De ahi, que su prioridad no fue educación ni producción. Una población bruta y con hambre, es fácil de manejar y entretener con tarjetitas, limosnas y teorías bonitas, para luego conseguir su voto. 

Sobre esas bases, es que hasta ahora han actuado los gobiernos del PLD. De sus filas han salido nuevos tutumpotes, multimillonarios y a quienes la vieja oligarquia, sonriente, le dió la bienvenida. ¡Vaya, homenaje a Bosch!. Hoy, tenemos una nación de ricos, pobres e indigentes. Con aires dictatoriales, pues predominan los criterios personales sobre los normativos. Sienten temor para enfrentar antivalores como la corrupcion, drogas, inseguridad, delincuencia porque les permitieron tomar fuerza , para lograr sus fines. Hablan de macroeconomia estable pero la miseria es mayor. La educacion, produccion, campo, agricultura, nunca fueron prioridades. 

Faltando días para el cambio de mando, el Presidente hace inauguraciones de obras, pequeños recuerdos, “souvenirs”, en ciudades por años descuidadas. Repite con vehemencia “estamos trillando un camino con desarrollo institucional, prosperidad económica, bienestar social, con un Estado democratico y respetuoso de las libertades publicas”. Oh. Dios!.

¿Donde estarán trillando ese camino?. Talvés el próximo Presidente, Danilo Medina, lo encuentre. Quizás ahí tambien aparezcan, los sepultados principios de Bosch.

Santo Domingo, Republica Dominicana, lunes, 30 de julio de 2012.

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