A PLENO PULMÓN
FEDERICO HENRÍQUEZ GRATEREAUX
Ayer tomó posesión de su cargo el licenciado Danilo Medina, Presidente electo en los comicios del pasado 20 de mayo. La ceremonia de transmisión de mandos fue celebrada según el protocolo habitual. La democracia dominicana, a pesar de todas las debilidades que podamos señalar, marcha hacia una estabilidad en las costumbres institucionales. Hemos visto presidentes miembros de un partido político entregar pacíficamente el poder a un adversario del partido de la oposición. Esta vez el traspaso de poderes ha tenido lugar entre militantes del mismo partido que, además, habían sido competidores por la nominación presidencial.
En “naciones jóvenes” se considera avance político que un presidente en ejercicio, con popularidad, liderazgo personal e influencia, entregue la banda simbólica al sucesor. Hemos vivido, pues, transmisiones de poder entre opuestos y entre semejantes. La campaña electoral de Danilo Medina, desde el primer momento, dio a entender que él no sería un extraño recién llegado: corregiría, continuaría, emprendería cosas que no se habían hecho nunca. Don Miguel de Unamuno escribió que los gobernantes españoles de su tiempo creían que toda administración anterior a las suyas pertenecía a la prehistoria, al mundo primitivo de los antropopitecos.
El presidente de la Asamblea Nacional, Reinaldo Pared Pérez toma el juramento al presidente Danilo Medina; observa, el presidente Leonel Fernández.
El discurso inaugural de Danilo Medina permite abrigar esperanzas de que habrá iniciativas nuevas y corrección de entuertos. Explicó sus ideas acerca de la creación de empleos, el fomento de la pequeña y mediana empresa. Su decisión de residir en el Palacio Nacional parece indicar que se dedicará, a tiempo completo, a los asuntos de gobierno. Ratificó pleno apoyo a la educación, con beneplácito de toda la población. Los nombramientos siguieron la pauta de su famoso “slogan”: mantiene, destituye, traslada y presenta nuevas caras. Como los dioses hindúes, crea, conserva, destruye. Una prueba más de prudencia y madurez.
Santo Domingo, R.D., viernes, 17 de agosto de 2012.
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