sábado, 25 de agosto de 2012

El plan Miguel-Leonel



Eduardo Álvarez 
cenicorp@gmail.com

 Liberar al PRD secuestrado por Miguel Vargas es una tarea que la sociedad dominicana, incluyendo el sistema de partidos, debe asumir como un mandato inaplazable. Las medidas que, en los últimos meses,  ha ido tomando el suspendido presidente de esa organización, parecen estar destinadas a destruirla. “Horacio o que entre el mar” parece ser su lema.

Lo cierto es que pocas acciones de Vargas, desde que asumió el mando del PRD, han ido más allá de sus intereses particulares y el reducido círculo que le hace coro. Las pasadas elecciones, con una justificada secuela de sanciones a su deslealtad, dejaron al descubierto el áspero rostro  de un verdugo, hacha en mano, presto a cercenar la cabeza del más grande partido del  sistema democrático.  

Comenzó marcando y delimitando su terreno excluyendo a los tradicionales. Ni siquiera la imbatible figura de José Francisco Peña Gómez, quedó fuera de  esta ocupación, en la que no dejó de pie a ninguno de sus originales y auténticos baluartes. 

Discreta conversación entre el presidente Leonel Fernandez y Miguel Vargas, del PRD.

Cabe mencionar agravios y desplantes a más de un fin seguidor de estos símbolos,  cuya lucha y sacrificio les dio y ha dado un sitial respetable, fuera de toda duda. Sobran los testimonios en ese sentido. Uno de ellos es el que da fe del agravio que Vargas hiciera en el 2010 a Félix Alburquerque,  dirigente sindical, un respetado viejo roble del partido blanco, en ocasión de las elecciones congresuales y municipales.

Toda la dirigencia del PRD y gran parte de las bases solicitaron a su entonces presidente postular a Félix Alburquerque a una regiduría en el Distrito o en Santo Domingo Este. Su estado de salud demandaba especiales atenciones, incosteables para el antiguo regidor de ambos ayuntamientos y para su familia. Falleció hace algunos meses recibiendo los debidos honores de toda la militancia de su partido, el movimiento sindical y del país. Secretario de actas durante cuatro décadas, fue fundador de la histórica Unachosin, organización sindical choferil mediante la cual organizó grandes jornadas por  el restablecimiento  del orden constitucional  en la década del 60.

Ni en una situación tan delicada, humana y urgente, Miguel Vargas desistió de su plan de exterminio, con la poda de los árboles más frondosos y  fuertes que forman parte del legado  de Peña Gómez.  

Miguel Vargas, juez Roberto Rosario (JCE) y el entonces candidato PRD Hipólito Mejia.

Hay suficientes motivos para deducir que  las arteras estocadas propinadas por Vargas a los candidatos del PRD en las elecciones presidenciales recientes forman parte de un plan de exterminio de fuerzas ajenas a Leonel Fernández, tendente a fortalecer su hegemonía en detrimento de todo el escenario político, sin excluir al PLD. Si la primera fase ha sido efectiva, sacando al PRSC de combate con el concurso de media docena de reformistas, la segunda estaría orientada a disminuir las fuerzas blancas, siniestro papel asignado  a su ahora suspendido presidente. Si nada logra sofocar tales designios, la última parte de este drama tocará  al partido fundado por Bosch. 

Santo Domingo, R.D., sabado, 25 de agosto de 2012.

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