Sin temor ni favor
LUIS H. ARTHUR S.
Hoy estamos a solo cuatro días del nuevo punto de inflexión en la vida republicana de este país. Cuando la ya marchita esperanza quisiera reverdecer a pesar del aceleramiento alocado que lleva el tifón que sale, pero que antes de salir acelera su actuar con miras claras de querer regresar. Olvida que los reinados fueron desterrados y solo quedan rastros retóricos de lo que una vez fueron personajes todopoderosos representantes de Dios en la tierra, dueños de vidas y haciendas.
Al irse trata de inaugurar toda obra pendiente. Como de costumbre a precios muy alzados, y solo deja deudas, cuantiosas y multimillonarias, empeñado al país, heredando demasiados problemas y muchas calamidades al nuevo que llega sin siquiera emitir un solo quejido ante este actuar desbordado en el tiempo de transición.
Obras maquilladas para que luzcan, para que parezcan, pero hechas la mayoría sin cuidado, esmero ni ganas de que duren y cumplan su cometido. Son obras politiqueras.
El rey sol se va, lo que falte, lo que falle, será culpa de la noche que llega. Se va muy seguro de que todo quedó amarrado para un nuevo amanecer, para un retorno triunfal que le de nuevos y muchos años más de regodeo, y de paso tener a quienes echarles la culpa de sus viejos desastres y malos gobiernos, no solo a Hipólito.
Irracional forma de actuar, que en su lógica él jura que saldrá indemne de sus fechorías. Sin castigo de los hombres ni de Dios. Cosa de la que yo no estoy muy seguro. Para eso planificó y dejó todo amarrado. Para eso compró una presidencia, y puso todos los hilos de los titiriteros actores del poder en la cabina de control, desde donde pretenderá ser otro émulo dominicano de Fouché. Se va pero no se va, habrá que sacarlo.
¿Aun podrá reverdecer la esperanza? Creo que sí, la esperanza es lo último que muere, pero el nuevo presidente tendrá que tener mucho coraje, muchos pantalones y demasiado de lo que estos cubren y aun no ha mostrado tenerlos en su actuar público, solo sumisión ante tantas afrentas. Quizás en su fuero interno haya acumulado suficiente presión para mover el tren de la república, imponer buenos y sabios criterios para bien del pueblo, para que algún día triunfen los mejores intereses de la nación.
La Constitución, mala o buena, admite la autodefensa como un recurso válido, y ante la violación del estamento básico jurídico nacional, de su espíritu, de su esencia, de la vulnerada interdependencia de los poderes, es legal y de hecho, se vale y hasta se impone tomar medidas drásticas para corregir los males y salvar al país. Como se salva un avión que va en picada, en barrena y que si el piloto no hala a tiempo los controles en una acción que acumulará una fuerza inmensa, ocasionada por las muchas G´s (aceleraciones gravitacionales) que ha ido acumulando en la caída, y estremece toda la envergadura de la nave, que puede hasta lucir que se va a despedazar, romperse en mil pedazos, lo cual sucederá inevitablemente en pocos segundos si nada se hace.
Se sabe desde siempre que un nudo gordiano solo se zafa cortándolo de cuajo con un cuchillo bien afilado, sin miedo, con decisión y con destreza, tratar de hacerlo de otro modo es perder miserablemente el tiempo y salir frustrado. El caso es que se dice que “da lo mismo cortarlo que desatarlo” (Alejandro Magno)
La esperanza quiere reverdecer. Ojalá que Dios ilumine al nuevo presidente para que no se convierta en émulo sino en la antítesis del saliente a quien muy joven él ayudó a subir dos veces para luego ser ninguneado Su actuar frustró la esperanza de todos en la nueva sangre en reemplazo de viejos liderazgos ya agotados, solo para comprobar que luce que sus genes vienen de los de Atila y los hunos, de los de Balaguer, y los de todos aquellos narcisistas que se creen predestinados e indispensables, sin que hayamos tenido la percepción real de sentir que en 12 años se avanzó lo suficiente, sobre todo en el capital humano, que se va por el buen camino, y que en nuestro futuro no habrán nuevos atardeceres teñidos de rojo.
Danilo será nuestro nuevo presidente. Ojala lo asuma de hecho y no de derecho.
Monterrey, Mex.* luis@arthur.net *
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Santo Domingo, R.D., domingo, 12 de agosto de 2012.
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