FIDELIO DESPRADEL
El presidente Fernández y la facción de la corporación PLD que comparte con él el sueño de continuar disfrutando del poder le han venido creando al presidente electo una camisa de fuerza hecha a la medida de las aspiraciones continuistas de dicha corporación:
La deuda pública y externa supera los 20 mil millones de dólares (en 8 años creció un 400%); el déficit fiscal cerrará el año por encima de los 100 millones de pesos; una burocracia estatal que supera los 600 mil empleados, muchos sin hacer nada; deuda del Banco Central que ya supera los 250 mil millones de pesos; un modelo financiero especulativo y comercial, que ha creado una situación donde el país consume 400 mil millones más de lo que exportamos; un aparato productivo y exportador destartalado, por falta de apoyo oficial y de la banca y por los contrabandos y permisos de importación para alimentar la comida del boa gubernamental.
Y en la otra cara, una pobreza creciente, un descalabro de la clase media, un servicio de educación de los peores de América, seguridad social y servicios deficientes y una gran cadena más de inequidades que afectan al grueso de la población.
Para empezar, el nuevo gobierno tiene obligaciones de presupuesto por encima de los 240 mil millones anuales, tan solo en cuatro partidas: (Más de 100 mil millones para pago servicio deuda, incluyendo la del Banco Central, 40 mil millones de subsidios a la CDEEE, 90 mil millones para cumplir con la promesa del 4% a educación y 10 mil millones para programas sociales). A esto se le suman los salarios y privilegios de una burocracia que supera los 600 mil empleados, y unos cuantos renglones más.
¿Qué le queda para inversiones, subsidios a la producción y para cumplir con otras obligaciones del gobierno? ¿A quiénes va a sacrificar? ¿Qué cambios en el modelo va a propiciar?
Si actúa ratificando el criminal modelo económico y si no enfrenta los intereses de la corporación PLD y su jefe, el presidente electo intentará hacer una reforma fiscal regresiva, sin reducir los gastos y cargando a la mayoría, proseguirá la espiral de endeudamiento externo que nos conducirá al desastre, acelerará la entrega del territorio nacional a la voracidad de las multinacionales mineras, que en 20 o más años destruirán para siempre nuestras fuentes de agua para consumo humano y la producción, postergará muchas de las promesas de campaña y hará uno que otro sometimiento judicial. ¡No le quedará otra camino si no enfrenta la corporación y a su jefe! ¡Esperemos que se decida por ¨hacer lo que nunca se ha hecho¨!
Santo Domingo, R.D., lunes, 13 de agosto de 2012.
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