ROSARIO ESPINAL
Prometió continuar lo que está bien, corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se hizo. Pero no sabemos con certeza qué va a continuar, qué va a corregir, y qué hará que no se ha hecho. Promesas hizo como todo candidato en campaña, y ya anunció que los cambios no vendrán tan pronto como esperaba. ¿Ave de mal agüero? ¿Otro traicionero?
No es la primera vez, ni será la última, que un candidato promete lo que no cumple. Pero de incumplimientos se cansa la gente y se abate un pueblo. Ahí estamos.
Un tercer gobierno consecutivo del PLD tiene un mal de entrada: mucha gente está cansada. Más que esperanzas, el triunfo electoral se debió al efecto combinado de la unidad del PLD, el uso de recursos públicos en campaña, la división del PRD y el miedo que generaba su candidato.
Los problemas principales del país son claros.
La población tiene bajo nivel educativo. El promedio de escolaridad no alcanza el octavo curso de primaria aunque todo el mundo ande con un celular en mano. Se necesita mayor calidad en la formación y más recursos. La educación es cimiento para una mejor economía y una mejor democracia. ¿Tendrá Medina las agallas de transformar el sistema educativo?
La electricidad es el eterno retranque de la economía dominicana. Depende mucho del petróleo en un país no petrolero. La estatizan y la privatizan como si fuera un juego populista. Muchos no la pagan aunque tengan aire acondicionado. Otros llevan la carga de los que no pagan. Y mientras tanto, el gobierno subsidia y subsidia. ¿Tendrá Medina las agallas de poner en orden este sistema de ineficiencias e injusticias?
La delincuencia se ha tornado un espectáculo de desconsuelo. Si no es un atraco es un feminicidio, si no es el micro es el narco, si no arrebatan una cartera arrancan una cadena. Ocurre en todo el mundo, así es, pero mal de muchos consuelo de tontos. La policía quiere más poder para enfrentarla, pero resulta que entre los delincuentes figuran también los agentes. ¿Tendrá Medina las agallas para adecentar la policía, la justicia, y mejorar las condiciones de vida, únicos remedios para combatir la delincuencia?
La corrupción, ¡oh mal eterno! No se sabe con certeza cuántos son ni cuánto cogieron, pero la gente cree que la corrupción es generalizada. Por eso un puesto en el gobierno es muy codiciado; en época de servicio no estamos. Prima la moral de la vista gorda: se roba ahora bajo el lema de que antes lo hicieron otros (o los mismos). ¡Que actúe el Ministerio Público! Es el mayor chiste en boca de un alto funcionario. La única solución creíble y con posibilidades de éxito es la destitución inmediata cuando el Presidente confirme trampa. ¿Tendrá Medina las agallas para destituir todo funcionario que se pesque robando o traficando?
Un presidente tiene gran poder para hacer cambios, y sobre todo, para dar ejemplos e inspirar optimismo. La sociedad dominicana está ávida de cambio, de cambios positivos, pero también entiende que no todos los cambios son posibles de inmediato, o al mismo tiempo. Lo que sí se puede es mostrar una señal de cambio y ser consistente con la esperanza. De ahí deviene la acción transformadora que todo buen gobernante busca impulsar a favor del pueblo.
El país requiere un presidente con agallas para emprender grandes tareas pendientes desde siempre, cambios necesarios para gestar una patria digna, para corregir lo que está mal y hacer (lo bueno) que nunca se hizo. ¿Tiene Danilo Medina las agallas?
Santo Domingo, R.D., miercoles, 08 de agosto de 2012.
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