LUIS SCHEKER ORTIZ
El candidato electo, futuro presidente de la nación, Lic. Danilo Medina, ha debido tener, desde siempre, como libro de cabecera “El arte de la prudencia” del escritor jesuita Baltasar Gracián (1601-1658), tal parece demostrarlo por su comportamiento durante su dilatada carrera política como dirigente del PLD y, muy particularmente, una vez proclamado ganador de la Presidencia de la República acompañado de la Primera Dama, Margarita Cedeño de Fernández, en la reciente contienda electoral.
Ello me ha llevado a repasar el celebrado texto de Gracián, quien ejerció indudable influencia en mentes preclaras como las de La Rochefoucauld, La Bruyere, Schopenhauer y Nietzsche, entre otros, según sus biógrafos y que consiste en 300 aforismos comentados que resume “la sabiduría práctica necesaria para enfrentarse con éxito a un mundo hostil y competitivo”. No es por tanto un libro moralista, ni deja de serlo, que impone un límite a la ética que “precisa de un saber, eminentemente práctico, para sobrevivir.
Advierte: “No hay que triunfar sobre el Jefe”, y aconseja “saber servirse de evasivas”, aparentar ignorancia: “no toda la verdad debe ser dicha en un mundo de apariencias” (donde) “la simulación y el ocultamiento pueden conducir al éxito si se utilizan sabiamente.” “Hay que fabricarse un máscara para el exterior que evite la mirada hacia lo interior”…. “Solo mostrar algunas cosas, no todas”.
El autor señala que el objetivo del hombre prudente es agradar a los demás para granjearse su apoyo y admiración. Algo fundamental es “contar con buenos colaboradores y tener reservas para todo”, lo que Danilo pondrá en evidencia con el nombramiento de su primer gabinete ministerial y demás designaciones y el compromiso de sancionar debidamente los actos de corrupción, que debería alcanzar no solo a sus propios funcionarios.
Danilo Medina Sánchez.
Lo mejor es tener una idea exacta de sí mismo y de sus posibilidades. Así lo reconoce el Lic. Medina cuando ratifica que cumplirá con todo prometido pero no con la celeridad deseada porque el gobierno-que hereda- impone las condiciones.
En un artículo publicado en este periódico, miércoles 28 de marzo 2012, “El voto secuestrado” refriéndome a las ataduras del voto independiente, sin compromiso, en las pasadas elecciones caracterizadas por el desborde de los recursos del Estado a favor del candidato oficialista y su compañera de boleta, las complicidades del sistema electoral y las debilidades e imprudencias del candidato opositor, nos preguntábamos: ¿Y Danilo, ahora que el Estado que ayer lo derrotó (según sus propias palabras) hoy se vuelca a su favor, maniatándolo y agradecido como está, le será posible hacer de su ilusión una realidad tangible; “corregir lo que está mal”, “hacer lo que nunca se ha hecho”?
Como político y hombre prudente, el presidente electo sabe lo que le espera. “Los logros y fracasos de Leonel Fernández” analizados por Juan Bolívar el pasado domingo, lo dicen todo.
A eso habrá que agregarse cómo deshacerse de determinados compromisos partidarios y de su jefe político, donde reside la fuerza de su mandato, quien ha venido creado las condiciones que le permitan retomar el trono apenas cuatro años después.
Santo Domingo, R.D., miércoles, 08 de agosto de 2012.
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