domingo, 29 de junio de 2014

SOBEIDA




Por Pedro P. Yermenos Forastieri

Los resultados arrojados por el sistema judicial dominicano, siempre que es colocado a prueba con un caso que se sale de la modorra de tonterías que lo predominan, dejan un mal sabor en la conciencia colectiva.

Se produce, en esos casos que serían oportunidades de demostrar su imparcialidad, una sistemática reiteración de que se trata de algo que solo existe para ser aplicado a sectores desprovistos de poder, riqueza o abolengo. 

Los grandes delitos que involucran a la aristocracia social o a las élites políticas, continúan permaneciendo al margen de las consecuencias llamadas a producirse a partir de los designios consignados en unos códigos que siempre terminan manipulándose para hacerlos producir la magia que determina el escarnio.

Luis Alvarez Renta.
Si se quisiera enrostrar como prueba de lo contrario, los casos de los fraudes bancarios, se estaría errando en el intento, porque éstos, lejos de avalar una justicia provista de los elementos que habría que suponerle, constituyen la ratificación de lo que afirmo.

Ramon Baez Figueroa.
En todos ellos se aplicaron quantum de penas por debajo de lo estipulado en el código penal; esas prisiones han sido asumidas de forma principesca, y el patrimonio de los involucrados apenas ha sido tocado, como forma de garantizarles que retornen a sus especialidades. En una sociedad organizada, esas personas quedarían despojadas de todo tipo de connotación. En la nuestra, siguen siendo los mismos personajes.

Vivian Lubrano de Castillo.
El más reciente caso lo ha puesto en evidencia la Señora Sobeida Feliz. Que nadie suponga que le asigno a la Señora el sitial social que no tiene. Ella, no obstante, es prueba inequívoca de que quienes sí lo tienen, una vez más quedaron protegidos por el manto prodigioso que excluye de expedientes figuras estelares.

Se supone que su reducida condena y su puesta adelantada en libertad fue una derivación del acuerdo con las autoridades que representan al Ministerio Público. Fruto de dicha negociación, ella revelaría nombres y episodios que contribuirían a profundizar las investigaciones.

En la composición gráfica: abogado Felix Portes, Sobeida Felix Morel y el procurador general de la República Francisco Javier Domínguez Brito


¿Podría alguien explicarme cuales han sido los resultados para la sociedad dominicana de las confidencias ofrecidas por la Señora Feliz que determinaron el beneficio de su benigno encarcelamiento y el disfrute de su libertad?

Entonces que nadie me diga que se hizo justicia. Sobeida Feliz es apenas la punta de un iceberg muy profundo que permanecerá encallado en las profundidades de la impunidad, al cual recordaremos mientras la veamos a ella exhibiendo en las calles del mundo su atractiva figura. pyermenos@yermenos-sanchez.com 

Santo Domingo, R.D., domingo, 29 de junio de 2014.

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