Juan Núñez Collado
La historia de la humanidad es un testigo fiel de que a mayor concentración de poder se cometen mayores abusos contra los ciudadanos y ciudadanas de la Nación.
Por esta razón el gran Montequeu en su obra El Espíritu de las Leyes, dividió los Poderes del Estado en tres: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
En su concepción cada Poder debe ser soberano e independiente, obligado únicamente con la búsqueda del bien común o de las mayorías.
En el caso concreto de la República Dominicana es función, misión y deber de los legisladores controlar las acciones desmesuradas del Poder Ejecutivo, en un país como el nuestro donde el presidencialismo ha sido un cáncer que ha afectado el 90% de todas las actividades realizadas a favor o en contra del bien común. El bien común es muy importante y cuya búsqueda es lo único que justifica que un hombre tenga autoridad sobre otro.
Por esta razón cuando las acciones de una autoridad de cualquiera de los tres Poderes del Estado se desvía hacia intereses personales y de grupos automáticamente esta autoridad se convierte en ilegítima. Ej. El caso del Barrilito y el clientelismo político oficializado desde el Poder Ejecutivo.
Muchas personas confunden lo legal con lo legítimo. El aspecto legal viene de la Ley. La legitimidad se deriva de la bondad o maldad en el accionar al ejercer el poder de que se trate. Por esta razón, tanto el Poder Ejecutivo como el Legislativo actuaron muy mal en el famoso contrato con la Barrick Gold.
El Poder Ejecutivo actuó mal porque envió a las Cámaras Legislativas un contrato perjudicial para los intereses nacionales y la búsqueda del bien común.
Pero esta mala actuación quedó doblemente gravada por el hecho de que se bajó una línea de aprobación inmediata. Sin embargo, aquí tenemos que reconocer que la responsabilidad de orden económico, moral y social recae sobre todos y cada uno de los Diputados y Senadores que cometieron la irresponsabilidad de aprobar este contrato a vapor, ignorando su contenido, ya que confesaron que ni siquiera lo leyeron.
Cometieron una claudicación tan aparatosa que ninguno de los que así actuaron debería volver al Congreso por la vía del voto si tuviéramos un electorado medianamente consciente.
En conciencia yo no votaré por ninguno de los que aprobaron este contrato sin leerlo.
El voto del 16 de mayo es un voto que reviste una gran responsabilidad porque si el PLD logra una mayoría en el Congreso y en los Ayuntamientos, estaremos fortaleciendo una especie de dictadura con respaldo popular al estilo de Chávez en Venezuela. Como ejemplo el cierre de varios canales de televisión.Estas elecciones del 16 de Mayo exigen de todos y todas los dominicanos y dominicanas un voto de conciencia por la salvaguardia de la democracia y de la libertad.
Nuestra Nación nació a la luz de estas sacrosantas palabras: Dios, Patria y Libertad.
La Patria está siendo entregada en pedazos a manos extranjeras. La libertad sin trabajo, pan y educación se convierte en una falsa ilusión.
Con tu voto consciente escribirás una nueva página por la Patria, la libertad y la democracia.
No votar es apoyar todo el desorden que impera desde los Poderes del Estado.
La Patria cuenta con un voto diligente y consciente el 16 de mayo.
Santiago, Republica Dominicana, 24 de abril de 2010
http://www.lainformacion.com.do/noticias/opinion/columnas/571/la-concentracion-de-poderes-es-muy-danada-y-perjudicial-para-el-bien-comun
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3 comentarios:
El contrato con Barrick Gold nos beneficia a todos, eso esta bien claro y si uno se pasa por Cotuí los cambios estan a la vista. Lo que nunca voy a entender es porque han entorpecido todo este asunto.
Hay que tener en cuenta que el contrato estipula que el 5% de las ganancias anuales hasta que termine el proyecto serán destinadas para el desarrollo de nuestras comunidades. No todas las empresas internacionales nos han beneficiado de esa manera.
A quienes no leyeron el contrato y a los que si fíjense que dice que el país obtendrá el 50% cuando termine la obra, y desde que comenzó nos estamos beneficiando con puestos efectivos de trabajo.
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