martes, 4 de mayo de 2010

Después del 16




Pedro P. Yermenos Forastieri

Los años, los golpes bajos de la vida y la gente miserable, me han enseñado que si pierdo, no debo perder la lección. De esa manera, al menos me quedará la experiencia y una disminución drástica de las posibilidades de reincidir en el error. Hoy, me siento fortalecido por esa decisión.

Hace tiempo que dejé de encontrar en los demás las causas exclusivas de los problemas que, de una u otra forma, me abaten, y desde entonces procuro descubrir mi cuota de responsabilidad en los resultados desfavorables del trajinar de los días. De ahí en adelante, los obstáculos se superan con mayor facilidad y no tarda en producirse la satisfacción del crecimiento personal.

El ámbito político no debe ser la excepción. En el devenir histórico de la nación, la derrota de los liberales ha sido siempre atribuida por estos a factores sólo procedentes de una especie de maldad congénita de sus adversarios y, en ese sentido, jamás han reflexionado, no se han auto criticados, ni colocados frente al espejo a ver reflejadas sus minusvalías.

De esa forma, se las han pasado de error en error, de torpeza en torpeza, de improvisación en improvisación, de protagonismo en protagonismo, de imitación en imitación, de galloloquismo en galloloquismo, de falta de rigor en falta de rigor, de ausencia de estudios en ausencia de estudios, de sectarismo en sectarismo, de división en división, en fin, de pequeñez en pequeñez. Si a eso se le adicionan unas condiciones inequitativas de competencia, sus fracasos se explican con facilidad.

La mala noticia es que los conservadores están consolidados y, de no intentar transformarse la dinámica a partir de la cual se les enfrenta, lo previsible es que ese posicionamiento se reafirme. Tienen un dominio casi absoluto del escenario y los resultados del próximo certamen apuntan a una nueva victoria.

Esa circunstancia no puede ser desvinculada de la condición de líder del sector conservador que ha asumido el presidente Leonel Fernández y de sus características como político, las cuales, le han servido para lograr su afianzamiento. De subestimársele y no evaluarlo en su contexto adecuado, se retrasará el momento de su salida del poder y de su sustitución por un proyecto político con objetivos diferentes y, sobre todo, acorde con los reales intereses de un país merecedor de mejor destino.

Sobre el perfil del presidente, sus posibilidades de futuro y los retos después del 16, trataremos el martes.

Santo Domingo, R.D., martes, 04 de mayo de 2010

yermenosanchez@codetel.net.do
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/5/4/47482/Despues-del-16

No hay comentarios:

Translate