Eduardo Álvarez
Colocados y servidos más rápido que lo que pestaña un gallo, los bonos soberanos han dejado una estela de dudas y un mal sabor a engaño. El ministro de Hacienda, Vicente Bengoa celebra, extrañamente, con una tasa de 7.5% anual en un plazo de once años. No ha quedado bien claro si el Estado dominicano recibirá 750 millones de dólares por el valor total de las letras, a saber, 1,000 millones de dólares. O si solamente fue negociada una parte de los 1,000 millones de dólares ofertados en Nueva York por el agente del gobierno.
Apresurada o no, ha sido negocio muy desventajoso cuyo costo total ha sido obviado de manera inexplicable. Tan buen negocio para compradores o receptores que ya golosean otros 4,500 millones de dólares más. El ministro Bengoa se frota las manos, contento, presumiendo un pingüe negocio donde la hemos regado por mas de once pagando altos intereses cuando pudimos obtener beneficios, como Brasil y Venezuela con sus bonos cuidados por certificados bancarios SKR [Safekeeping Receipt], contra todo tipo de fraude y crisis económicas, fuertemente garantizados.
Resguardados y bien asegurados, documentos como estos rinden grandes beneficios a quienes los poseen y manejan con un alto sentido de competencia y actualizado acerca de las finanzas mundiales. Por las manos de veintenas de expertos en comercio exterior y el mercado de valores pasan centenares de papeles cuyo valor de cambio o negociación depende, desde luego, del país o bancos emisores. El nuestro no está entre los mejor calificados, desde luego. Pero bien apalancados, en vez de haber pago unos intereses escandalosamente altos, especulativo para ser precisos, pudimos haberlos negociado mejor. Con calma y pericia como se manejan los asuntos en el mundo de las finanzas.
Además de Inacio Lula, el resurgimiento económico de Brasil tiene otros nombres, entre ellos los Certificados de Producción Rural [CPR], cuya emisión no comprometen los recursos de estado brasileño. Todo lo contrario. Los CPRs, además de ser una invaluable fuente de recursos que ha reactivado la producción de azúcar y soya, rinden grandes benéficos con los intereses que genera. La Fundación Bill y Melinda Gates adquirió hace un par de años 300 millones de estos bonos vigentes por 20 años, no como una obra de caridad, sino para engrosar sus fondos.
Instrumentos financieros como estos, tan demandados como los Bonos Bolivarianos, de Venezuela, son negociados con grandes beneficios, no pagando intereses tan altos como estos que acaba de colocar el ministro Bengoa. Para avalar y negociar estos 1000 millones de USD el Estado dominicano pudo haber contratado una seria de seguros y garantías homologadas, mundialmente acreditadas, tales como:
Código de Euroclear, un organismo creado en Bruselas cuyo objeto es la compensación y liquidación de las transacciones realizadas en los mercados, de eurobonos y otras obligaciones, con opciones de soportes; Póliza de seguro con una empresa asegurado AAA, de Suiza, Londres o Alemania; ISIN (International Securities Identification Numbering). El código ISIN tiene como finalidad identificar de forma biunívoca a un valor mobiliario a nivel internacional. Se compone de 12 caracteres alfanuméricos con la siguiente estructura; CUSIP (Committee on Uniform Security Identification Procedures), de nueve dígitos alfanuméricos para homologar informaciones y posibles acciones bancarias de seguridad y protección (aplicable a través de un código de barra). Estos soportes sirven para avalar y homologar los medios de cambio emitidos por cualquier país, que tendría una carga o aceptación dependiendo de los riesgos. Posiblemente, el nuestro no califique, pero pudo ser haberse apalancado por otros amigos de la región, como Venezuela y Brasil para logra mejores oportunidades de negociación. El Salvador ha negociado ventajosamente en esa dirección.
Santo Domingo, R.D., sábado, 01 de mayo de 2010
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