sábado, 1 de mayo de 2010

ATISBANDO: ¿Por quién?




Bonaparte Gautreaux Piñeyro

La elección de senadores, diputados, síndicos y regidores se hace en un ejercicio de ciegos o cegatos sin anteojos.

¿Por qué lo creo? Porque se vota exclusivamente por candidatos de partidos, los cuales, en muchos casos, no son seleccionados de manera democrática por sus cualidades personales.

Mientras tanto, iré a votar el 16 de este mes por candidatos a diputados que muy pocos saben, si es que los tienen, cuáles son sus merecimientos para que el partido los seleccionara para ocupar tan importante función pública.

A menudo vemos cómo un candidato a diputado, por ejemplo, habla de la solución de problemas sin que conozca cuáles son los deberes y derechos de un legislador de la Cámara Baja. Ese desconocimiento les permite desbarrar en un enfermizo batiburrillo.

Son candidatos que, impuestos por circunstancias especiales, carecen de las condiciones que debe tener un legislador.

La democracia es un ejercicio constante que se basa en el pasado, pero requiere de una práctica diaria, constante, en la cual el respeto a la Constitución y las leyes, la moral y los derechos de los demás estén en la primera fila.

De viejo se sabe que lo que comienza bien, debe terminar bien, pero al contrario, lo que comienza mal, debe terminar mal.

No es bueno comenzar comoquiera porque “en el camino se arregla la carga”. Si hay una inadecuada y antidemocrática selección de los candidatos ¿acaso los resultados de su gestión estarán regidos por principios democráticos y morales?

Cuando la sociedad permite que el espejismo de riquezas y bondades se convierta en realidad con el ejercicio de la corrupción y se entienda que la persecución del delito quema tanto como el fuego fatuo, es tiempo de hacer un alto y cambiar el rumbo.

Si los candidatos fueron mal seleccionados y luego son elegidos, no podemos esperar que la grosella tenga el dulce sabor de la uva de parra.

La selección de los candidatos es lo fundamental, la boleta electoral debe presentar para ser elegidos a los mejores, a los que pueden y deben desempeñar con idoneidad los puestos para los cuales fueron seleccionados.

La democracia debe surgir de las urnas electorales, para ello hay que seleccionar bien y votar por los candidatos que hayan ganado nuestra confianza con una vida digna y una acción pública honesta, decente, valiente, de servicios, de iniciativas a favor del progreso de la comunidad.
Dentro de los candidatos hay mucha gente buena, decente, honrada, capaz.

Yo Votaré por una estrella que brilla con luz propia cuya candidatura debe merecer el voto mayoritario: Milagros Ortiz Bosch.

Santo Domingo, R.D., sábado, 1ro de mayo de 2010

http://www.maisongautreaux.net/

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