Yumis Pau
Me había ausentado de la política en Facebook para tomarme unos días y observar mi entorno y, ver qué puedo hacer por mi amada Patria. La cual llevan por un camino equivocado, por un abismo sin retorno, si es que los dominicanos, los que sí nos interesamos por ella, no hacemos algo para detener ese tranvía sin destino.
Se me ocurrió ver la personalidad de los famosos presidentes carismáticos. Busqué y leí en qué beneficia esa condición a una Nación. La palabra carisma de origen latino (Charisma), que significa "agradar"; se refiere a la capacidad de ciertas personas para atraer y cautivar a los demás. Una persona carismática logra cautivar y convencer a los demás con facilidad.
El sociólogo Max Weber (foto) nos indica que el carisma permite ejercer una forma de poder. Las personas advierten una extraordinaria personalidad en los sujetos carismáticos y permiten ser conducidos por él. Este tipo de liderazgo carismático permitió que Adolfo Hitler, ejerciera un destructivo poder sobre Alemania.
La mayoría de los líderes políticos tienen ese carisma especial, que les permite "convencer" a sus súbditos, pero, ojo, los líderes carismáticos no siempre buscan el bienestar de los demás, si no su propio beneficio; así vemos grandes líderes mundiales que con su carisma les han hecho mucho daño a su pueblo. Los han conducido a guerras innecesarias. La historia antigua hasta la contemporánea está llena de estos ejemplos de líderes carismáticos.
En nuestra historia política aún reciente, tuvimos una dictadura con apoyo popular y todavía hoy día vemos cómo se le quiere hacer un museo en su ciudad natal, San Cristóbal. El ajusticiado dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, personaje carismático que en principio enamoró al país, al punto de que todavía hoy en día tiene “fans” que le añoran.
Otras "cualidades" de las personas carismáticas es que son manipuladores, mentirosos e hipócritas; saben que agradan y enamoran, pero, ellos no se enamoran, y juegan con los demás. En el caso de los políticos carismáticos, juegan con las necesidades del pueblo.
Ejemplo que nos toca de cerca de "líderes carismáticos" lo tenemos en nuestro internacional presidente doctor Leonel Fernández, definido como uno de los líderes más carismáticos de los últimos tiempos. Su carisma perfumó al electorado convirtiendo a la República Dominicana como uno de los países con el gobierno más corrupto y la nómina más larga de los últimos tiempos.
Otro líder carismático es el ex presidente Hipólito Mejía (en foto, rodeado de jovencitas), político que con su carisma convenció a un electorado inconforme con el Partido de la Liberación Dominicana, quien presentó a un “candidato no carismático” y sin el apoyo del “carismático Leonel Fernández”.
El entonces presidente Mejía encabezó uno de los peores gobiernos que podamos recordar, porque el carismático “guapo de Gurabo”, acabó con todo, hasta con su propio partido al imponer la reelección. Su carisma campechano resulta repetitivo y de cansancio político, sí, además lo unimos al mal recuerdo que le provoca a la población su paso por el Estado Dominicano.
Muchos teóricos detractores de Miguel Vargas, afirman que es precisamente la falta de carisma lo que le impide llegar al poder; no sin antes ver que es uno de los políticos más puros que tenemos en nuestro medio. Un hombre honesto que ha trabajado toda su vida. Miguel Vargas no necesita ese "carisma" para darse cuenta de que nuestro pueblo está como un barco a la deriva. Los que lo hemos tratado de alguna manera, sabemos de su entereza, de que es un ser humano con las mejores intenciones para llevar los destinos de nuestra nación por un mejor sendero.
Santo Domingo, R.D., jueves, 30 de septiembre de 2010
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