Teófilo Quico Tabar
El difícil momento por el que atraviesa el gobierno, agravado por la aplicación de una política electoralista, olvidando que las elecciones recién pasadas eran de medio término y le quedaban dos años más hasta el 2012, gastando más de lo que disponía y prometiendo lo que se hace casi imposible cumplir con los ingresos estimados, puede ser aprovechado inteligentemente por la oposición, pero eso no significa que simple y sencillamente el gobierno les caerá en las manos por gravedad, sino que depende de otras variables.
El único partido de oposición con posibilidades reales de competir por la presidencia de la República es el PRD, puesto que el PRSC ha pasado a ser un satélite sin luz propia del oficialismo y en gran medida depende de lo que el jefe de gobierno les trace. Otros grupos políticos, aunque cuentan con dirigentes capaces y experimentados, no tienen la fuerza suficiente para convertirse de aquí al 2012 en alternativa; los demás se han quedado anquilosados y muchos de ellos dependen al igual que el PRSC de la nómina pública y las decisiones por vía de Decretos.
Pero los gobiernos no los cosecha la oposición solo por descontento, sino que junto al deterioro, actos de corrupción, encarecimiento, apagones y demás problemas, tienen que lograr un conjunto de acciones coherentes, que paralelamente le ofrezca al país seguridad y garantías con entusiasmo.
Particularmente el PRD debe aprovechar los malos momentos porque atraviesa el gobierno, para redoblar sus esfuerzos hacia la unidad interna y transferir esa imagen positiva hacia el resto de la sociedad, porque aunque el oficialismo da muestras de debilidades, no le temen al uso indiscriminado de los recursos, y junto a los sectores tradicionalmente adversarios del PRD, no vacilarán en poner todos sus mecanismos y resortes para entorpecer su llegada a la meta.
Porque a pesar de que los estrategas palaciegos no han podido implementar con eficiencia acciones sociales y económicas capaces de detener el gran descontento en la mayoría de los sectores, nadie debe poner en dudas sus habilidad y marrullería para implementar estrategias políticas globales coherentes, incluso con ribetes de bellaquerías, que dividen o confunden.
Eso debe llevar a todos los líderes del PRD a implementar una estrategia clara y definida, pero no la de cada grupo o corriente, sino la del partido en conjunto. Creando un ambiente en el que sin importar simpatías internas, todos sigan la misma línea aunque con sus propios matices. Actuando con sentido democrático y verdadera vocación de poder, más allá de los resultados de la Convención, porque al fin de cuentas solo tendrán un candidato que debe ser apoyado por todos los perredeístas.
Si hay algo que deberían recordar es aquella advertencia del Dr. Balaguer, de que en el PRD a pesar de las diferencias, todos ponían en el mismo nido, porque aunque los reformistas no lo asimilaron, los peledeístas pueden haberle cogido la seña.
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