martes, 28 de septiembre de 2010




Leo Hernandez



¡Qué ameno..!



Alejandro Williams terminó el pasado 16 de agosto con muy mal posicionamiento su ejercicio como senador de San Pedro de Macorís. Salpicado de cuestionamientos y con el hándicap de que en 4 años en la Cámara Alta su voz no quedó en los registros de las sesiones del hemiciclo. Williams parece que se llegó a creer que en verdad es poseedor de un cierto liderazgo, tanto, que desde Nueva York, donde reside y ejerce como dentista y evangélico, acaba de anunciar que, entre sus planes, está buscar ser Presidente de la República ¿Dominicana? “para desde el poder tratar de hacer los cambios que necesitan los dominicanos para vivir mejor”. ¡Qué ameno es ese muchacho..!

Aliados divididos
Aunque no lo parezca, hay una división de cuatro pares entre los movimientos, grupos y partidos aliados que están cobijados bajo la sombrilla del Bloque Progresista que ha promovido al presidente Leonel Fernández y a los candidatos del PLD en las más recientes consultas electorales. Los que están al bate, es decir, que hay dirigentes suyos en posiciones administrativas, quieren mejores cargos “porque tenemos que complacer a ¿la militancia?”, los que no están al bate tienen el truño porque “están oliendo donde guisan” y quieren posiciones, y los antes no mostraron interés por ir a puestos de Gobierno ahora quieren lo suyo “porque nosotros también tenemos derecho”. Hay la situación, grave por demás, de que aparenta que no hay buenos interlocutores en las relaciones, ya que todos se sienten merecedores de un trato con guante de seda que no siempre hay el ánimo y la disposición de ofrecer. El que dude esto, que averigue los detalles del encuentro-cena de hace unos cuantos días en una muy espaciosa residencia de los alrededores de Arroyo Hondo, donde me cuentan que después de libar exquisitas bebidas y una suculenta cena, hubo algunos aliados a quienes se les enredó la lengua y hasta el entendimiento ¡y soltaron por esa boca..!, que todavía se sienten algunos moratones entre contertulios. Y ni qué decir de los ecos de la actividad que han llegado hasta otros de los interlocutores que no estaban presentes. No le doy absoluto crédito a todo el cuento, pero me dicen que hasta manoteos hubo...


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