Arturo Martínez Moya
Imaginemos por un instante a un Congreso Nacional dominado por la oposición, aprobando una resolución para auditar el destino de los 1.3 trillones de pesos que en los últimos seis años han manejado los gobiernos del Presidente Fernández y el PLD; sin duda que tendrían problemas para explicar dónde y en qué se invirtió tanto dinero, es decir, mostrar carreteras, puentes, caminos vecinales, escuelas, hospitales, programas de desarrollo, etc., financiados con recursos propios.
No tendría manera de explicar el desastre en las finanzas públicas desde el 2008, cuando el presupuesto cierra con un déficit innecesario de RD$54 mil millones, no obstante las dos reformas tributarias, la de final del 2006 y la rectificadora del 2007. El Presidente Fernández y el PLD estarían en apuro para explicar los déficits públicos de 2009 y 2010, el primero de RD$58 mil millones y el segundo proyectado en RD$65 mil millones. Porque no tiene explicación económica la imprudencia exhibida en el manejo del presupuesto, que ha provocado un aumento de la deuda pública de RD$177 mil millones solo en los años 2008-2010 y sin crear capacidad de producción permanente.
Es que tenemos a un gobernante que no acaba de entender que cuando aumenta las recaudaciones con el solo propósito de financiar su déficit, está ensanchando la brecha entre lo que producen empresas y familias y lo que finalmente les queda disponible, el llamado “costo de los impuestos”. En la actualidad muy alto por la elevada tasa impositiva promedio que pagamos los dominicanos, que se agrava con los impuestos propuestos para el 2011.
Aunque teoriza no asimila que los altos impuestos, que el sector privado ya no puede pagar con lo que produce, están entre los principales componentes de las dificultades que tiene la economía en la actualidad. Cuando mentes responsables del país recomiendan que se reduzca el gasto público, es una manera de protestar por el elevado costo que generan los impuestos; de haber disminuido el gasto corriente al inicio de año, hoy no existiría urgencia de mayores ingresos, con la virtud de que el motor del crecimiento con calidad estaría en marcha, y no hablamos de cifras hechas en laboratorios porque nadie le cree al gobierno cuando repite que estamos creciendo, se sabe que lo hace con la idea errada de contrarrestar el descontento público y la desconfianza acumulada.
Como el gobierno no se preocupa por las consecuencias de los impuestos sino por cerrar a cualquier costo la cada vez mayor brecha fiscal, de contrabando en el presupuesto del 2011 ha incluido una nueva reforma tributaria: Aumenta el impuesto de las telecomunicaciones de 10% a 11%; crea un impuesto de 2.5% de renta presunta por las ventas de las empresas de zonas francas al mercado local; crea un impuesto sobre premios de las loterías, casino y bancas. Como es mentiroso, el gobierno seguirá negando que crea impuestos, pero la realidad no se puede ocultar y el público debe saber que es solo el comienzo, porque la brecha fiscal es enorme.
Santo Domingo, R.D., lunes, 04 de octubre de 2010
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