miércoles, 6 de octubre de 2010

Institucionalidad resquebrajada


Sin instituciones sólidas
no hay bienestar ni progreso posibles

Luis Scheker Ortiz

La Democracia descansa fundamentalmente en el respeto a la institucionalidad. La institucionalidad es el ordenamiento jurídico político de la nación establecida por la Constitución, como norma suprema, y las demás leyes que la complementan. Estas, la Constitución y las leyes, deben ser observadas rigurosamente por los poderes del Estado, debidamente constituidos, así como por los ciudadanos civiles o militares, gobernantes o gobernados, sin ningún género de rango o distinción. Del respeto a la institucionalidad depende la vigencia de los valores inherentes de la democracia: la soberanía del pueblo, “de donde emanan todos los poderes del Estado.”

El orden, la justicia, la libertad, los derechos humanos y ciudadanos, la protección de las riquezas naturales, del medio ambiente y el desarrollo integral del individuo y de la nación. Su inobservancia, violación o quebrantamiento, por lo contrario, conduce al caos. Al abuso de poder y autoridad, al desorden generalizado, a la inseguridad jurídica y ciudadana, a la impunidad. A la rebelión y represión e implantación posible de una dictadura irresponsable: todo lo contrario de lo que es y debe ser una democracia real, funcional y eficiente.

Recientemente el Periódico Hoy (edición 30-09-2010) destacó, en primera plana, dos titulares que nos hablan de manera clara y alarmante del descalabro institucional existente en el país. Por una parte se lee: “Esperarán regreso de Leonel para elegir miembros JCE.” Se refiere a los senadores, a quienes la Constitución de la República, la de ahora, la que ellos aprobaron pasándole por encima a la Constituyente, además de reconocer la división e independencia de los poderes del Estado, le confiere, al Senado, la atribución exclusiva de “elegir los miembros de la Junta Central Electoral y sus suplentes con el voto de la dos terceras partes de los presentes.” (Art. 80, ord. 4).

Surge la inquietud: porqué y a qué viene esa espera, ese amarre improcedente, violatoria de la Constitución porque siendo los poderes del Estado independientes entre sí y sus funciones no delegables, (Art. 4) delega una atribución exclusiva del Senado al Presidente de la República para la elección de una Junta que debería electa, esencialmente, en atención a méritos e idoneidad de los aspirantes, y no por sugerencia, recomendación o imposición política o partidista del Presidente de la República.

En otra parte Hoy destaca: “Jefe de PN dice institución no ha cometido excesos”. Lo que significa que seguirán los excesos. Que, contrario a sus primeras declaraciones, ya entró aquel en la red equivocada. Que la Policía Nacional, institución civil, dependiente del Ministerio de lo Interior, como los Bomberos y la Defensa Civil, continuará, impunemente, con los atropellos, abusos y crímenes que se vienen cometiendo, tal como se ha denunciado y revelan, con imágenes indefendibles, los medios de prensa.A esos dos, se agregan numerosos casos que evidencian que nuestras instituciones no funcionan como es debido; no se respetan a sí mismas ni se hacen respetar. Que estamos en una situación de descalabro institucional y moral, y sin instituciones sólidas, de derecho, no hay bienestar ni progreso posibles.

Santo Domingo, R.D., miércoles, 06 de octubre de 2010




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