En Relevo //
Oscar Medina
Para Leonel Fernández la imposibilidad de cumplir los Objetivos del Milenio tienen sus raíces en las crisis, interna del 2003 y la global del 2008. Sin embargo, parece que el Presidente no se detuvo a conceptualizar sobre la incidencia de la falta de planificación en el gasto público, y la ausencia de ideas y definición de prioridades para transitar el camino hacia la reducción de la pobreza. Y es que si no se entiende cuál es el modelo de desarrollo que debemos aplicar y se prioriza el gasto del Estado en esa dirección, entonces no hay forma de avanzar. Para muestra el turismo.
Se trata del único sector de la economía en el que somos competitivos, una real potencia regional, además de contar con las potencialidades para continuar creciendo.
Representa también un ingreso de divisas superior a los 4 mil millones de dólares y aporta más empleos directos e indirectos que ningún otro segmento económico. Ante unas cifras tan abrumadoras, cualquiera pensaría que ese sector estaría priorizado en el gasto público, con importantes asignaciones destinadas a la promoción del país como destino, y para la construcción de obras de infraestructura turística que mejoren y preserven lo que tenemos, y contribuyan al surgimientos de nuevos polos y ofertas complementarias. Pero qué va. El gasto público se encuentra tan mal enfocado, que mientras los ingresos de la nación aumentaron en cerca de 200 mil millones de pesos en el transcurso de los últimos 6 años, las asignaciones al Ministerio de Turismo se han visto reducidas tanto en términos reales como proporcionales. En el 2011 MITUR recibirá 18 millones de pesos menos de lo que recibió en el año 2008.
Simplemente inverosímil. Y es que si de verdad se creyera en el turismo y en nuestras potencialidades en ese sector, seguro que el Gobierno invertiría en esa misma medida, y en lugar de los 3 millones y medio de turistas que nos visitan cada año, al país podrían estar llegando 10 ó 15 millones, aumentando en esa misma proporción los empleos y las divisas que genera. Y lo que es peor, esa falta se prioridades se refleja también en la educación, la salud, la vivienda, la agropecuaria y la alimentación. Esa es la real causa del incumplimiento de los Objetivos del Milenio. Lo demás son vanas justificaciones.
Santo Domingo, R.D., miércoles, 06 de octubre de 2010
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