Julio Cury
Durante la puesta en circulación del Código de Comportamiento Ético del Poder Judicial, el doctor Jorge Subero Isa manifestó que los jueces deben identificarse no solo con el trabajo que realizan, sino también con la institución a la que le sirven. La ausencia de un sistema de consecuencias, explicó, estimula la falta de transparencia judicial, motivo por el que nuestro más alto tribunal ha sido celoso en el uso de sus facultades disciplinarias.
El Sistema de Integridad Institucional es un programa desarrollado con el objeto de asegurar que los servidores judiciales cumplan honestamente con sus deberes, de manera que con su ejemplo preserven la confianza en la judicatura como medio idóneo de solución de conflictos. Consagra el reconocimiento al mérito, que opera como aliciente al que lo hace bien, pero a la vez, prevé sanciones para los que se desempeñen con venalidad o ineptitud.
Jorge Subero Isa, presidente Suprema Corte de Justicia.
Mediante decisión reciente, la SCJ destituyó del puesto al presidente de un tribunal del interior que había asumido una conducta reprochable en la comunidad en que vivía. Un aspecto relevante de esta decisión fue el criterio sentado sobre el crédito público que debe acompañar a los jueces: “Considerando que...el juez íntegro no debe comportarse de una manera que un observador razonable considere gravemente atentatoria contra los valores y sentimientos predominantes en la sociedad en que presta su función”.
Serán siempre preferibles servidores judiciales competentes y honrados antes que sometidos a procesos disciplinarios; sin embargo, cada vez que cometan faltas inexcusables, o que en la instrucción de un proceso se pruebe que incurrieron en errores groseros o que decidieron por animosidad u odio contra una de las partes, la SCJ no puede vacilar en imponer sanciones disciplinarias. Y es que de no hacerlo, sería imposible renovar la confianza de los usuarios del sistema judicial.
Santo Domingo, R.D., miércoles, 06 de octubre de 2010
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