EDITORIAL El Nuevo Diario
Ha sido muy lamentable el evidente secuestro en un hospital de la Policía ecuatoriana, del presidente Rafael Correa. Aunque fue un acto confuso, todo indica que se trató de una intentona de golpe de Estado al tomar al mandatario como rehén para protestar por el recorte de unos beneficios a los salarios de los agentes mediante un proyecto de ley.
Aunque el presidente Correa fue liberado del hospital mediante la intervención de las fuerzas militares que enfrentaron a los agentes policiales sublevados, el acto ha sido indigno y dejará consecuencias muy negativas para ese país como para la región. Podríamos decir que este acto vergonzoso ha tenido como precedente el golpe de Estado cometido en Honduras, en que los golpistas, finalmente, se salieron con la suya al dejar fuera al presidente Manuel Zelaya y recomponiendo la situación del país lograron todos salir ilesos de sus responsabilidades.
Sólo el juicio de la historia los juzgará.
presidente Ecuador.
En el caso de Ecuador tendremos que ver qué pasará con el Gobierno y el presidente Correa. Es decir, ver si han quedado con fuerza como para poder sancionar severamente a los responsables de este hecho reprochable para la democracia y el orden institucional. En el orden interno una situación como esta crea muchos temores a los sectores políticos, sociales y económicos. Y en ocasiones puede herir severamente al sector oficial. Ojalá y que este no sea el caso, y que el mandatario encuentre suficiente apoyo y consciencia en los ecuatorianos para entender que lo que ha sucedido es inaceptable y que merece ser condenado.
El ha tenido el apoyo de la comunidad internacional, pero más que todo requiere del apoyo firme y decidido de los ecuatorianos para no retroceder.
Santo Domingo, R.D., viernes, 01 de octubre de 2010
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