lunes, 3 de enero de 2011

Aun no se seca la tinta de la Constitución...


 Orlando dice//
Orlando Gil

SIN SANARSE
El 2010 demostró – o confirmó -- que los dominicanos buscan remedio para sus males políticos, pero que a poco dejan de lado la cura, como un paciente que goza con su enfermedad y no quiere sanarse.

Esto por lo menos en lo que tiene que ver con la reelección, un padecimiento que cargan como una cruz desde los inicios de la República y contra el cual, como si se tratara de un cáncer maldito, ha luchado sin éxito el bando liberal de la política nacional.

El ejemplo. Una constitución recién aprobada, y en la que se consensó una modalidad que resultó más o menos satisfactoria para diversos sectores, incluyendo a los peledeístas, todavía no se había secado la tinta de la firma de su proclamación, cuando aparecieron los fastidiosos de siempre queriendo cambiar el nuevo orden. Que fue lo que se hizo en el 2002 después de la Reforma del l994. Es decir, ocho años por aquí, y otros ocho años más por allí, como si se tratara de un círculo, ya no vicioso, sino pernicioso. No hay que volver a subir la piedra a la cima, en lo inmediato, pero cuando menos medir la altura…

EL AFÁN
La nueva Constitución era como para no hablar de reelección como cuestión crucial por muchos años, y si acaso en memorias personales o capítulos de historia.

Sin embargo, los intereses creados alrededor del poder no descansan, no duermen y están en permanente porfía.

Es verdad que no han logrado arrastrar a un debate profundo, y sus asomos han sido pobres, pues además existe confusión de lengua entre sus promotores, a pesar de que han aparecido dos o tres “ esclarecidos ” que han querido dar luz en un páramo de sombra total. Incluso, sus afanes son especies de abortivos, pues se alcanzan a ver desde lejos sus intenciones: que se les tenga como potenciales miembros de órganos en formación. Nadie opina de manera gratuita, todos procuran una gracia, como el huevo la sal. Y no engañan a nadie.

Esa, por cierto, ha sido la gran bendición. Además, de que ya no existen esos ciudadanos de alcurnia a que acudía Joaquín Balaguer cuando era dios único y absoluto del Olimpo, y se daba en despreciar el parecer de los comunes…

EL DEBUT
En un gobierno consciente de sus responsabilidades no se permitirían ruidos como los que hacen los reeleccionistas, pero no porque desvíen la atención de las tareas fundamentales, sino porque afectan la grandeza de un período. ¿Cómo puede el presidente Leonel Fernández desheredarse echando por tierra la paternidad de su propia obra constitucional? Habría que volver atrás en las consideraciones iniciales, revisar los mandatos y empezar a reconocer en los desaprensivos unas habilidades que nadie les atribuía. Hasta ahora solo se les aceptan caídas y desatinos cada vez mayores. Por ejemplo, la vía del Referendo. Acaban de anularla como posibilidad, de despojarla de su autoridad como figura jurídica, cuando la recolección de firmas se hace a destajo y a cambio de bonos de mil pesos de cuya procedencia nadie duda.

El anuncio fue de que se buscaría un millón de firmas, y si cada una – por lo visto -- cuesta mil pesos ( en bonos o efectivos ), el gasto se hace impensable: mil millones de pesos solo para arrancar. Sería el más auspiciosos de los debuts, aunque también de las despedidas…

OTRO
El caso del Tribunal Constitucional anda por los mismos predios y padeciendo dificultades parecidas. Hay quienes no están de acuerdo en que la Suprema Corte de Justicia ejerza el control de la constitucionalidad, y durante años estuvieron abogando porque un órgano independiente se ocupara de tan alta labor. Llegó la oportunidad con la Reforma y se pensó en una solución del problema. Sin embargo, ahora resulta que no, que la discusión pasada fue inútil. Se equivocaron los expertos extranjeros, y también los nacionales, y los asambleístas no supieron discernir entre sala y tribunal. Todos tienen que recogerse, pues la opinión a imponerse es la de alguien que no participó en la elaboración del anteproyecto, ni en el debate, pero que sí está interesado en que no le recorten poderes al tribunal que preside: Jorge Subero Isa. Esto es, que los hombres están por encima de las instituciones, o que estas se desconocen, poniendo en entredicho la propia ingeniera de la democracia…

Santo Domingo, R.D., lunes, 03 de enero de 2011.

http://www.listin.com.do/puntos-de-vista/2011/1/3/172112/Aun-no-se-seca-la-tinta-de-la-Constitucion

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