Yasir Mateo Candelier
Miguel Vargas dice que garantiza la unidad del PRD. Hipólito Mejía también dice lo mismo.
En toda competencia interna de partidos políticos en todo el mundo hay ataques, respuestas, dimes y diretes. Es natural. No están rifando una menta, se lucha por el poder político. Por otra parte, en este caso se compite para ser electo al puesto público más prestigioso a que pueda aspirar ciudadano dominicano: Presidente de la República y jefe del Estado. Esta distinción que otorga el pueblo no sólo da prestigio al designado, sino que además inviste al individuo que los votantes colocan en el Palacio Nacional de la oportunidad de adquirir dimensión histórica. Y de paso a su familia le toca todo el lustre que implica tener la misma sangre de la persona que dirige los destinos de la nación. Son estas razones y otras muchas que no voy a anotar hoy aquí, en mi articulito de los viernes, por lo que el Presidente tiene la obligación de ser una persona educada, respetuosa, conciliadora, capaz y trabajadora. El deseo los ciudadanos que eligen presidente, primer ministro o jefe de Estado es que tenga todas las virtudes del pueblo al cual dirige y a la vez ninguno de sus defectos.
Para la convención de nuestro partido no falta mucho. Se acercan días un tanto confusos, encuestas hechas a conveniencia. Hipólito Mejía y Miguel Vargas plantean que garantizan la unidad del partido. Pero, ¿qué significa eso de la unidad? Pues que ambos piensan que obtendrán una mayoría de votos que les va a asegurar la dirección más o menos pacífica del PRD hacia las elecciones presidenciales de 2012 para sacar al PLD del poder. Ambos candidatos saben que la unidad del PRD la garantiza una mayoría amplia, digamos que de por lo menos un 70% de los votos en la convención. De otra manera es difícil que haya unidad. Si uno saca un 60% y el otro un 40%, por ejemplo, es difícil que se produzca la unidad porque los partidos políticos, así como los sindicatos, las asociaciones, las fundaciones y cualquier otra forma de organización humana es de tipo piramidal y en la cúpula de la pirámide no caben dos dirigentes, dos cabezas. Tiene que haber un solo líder. Y si ese líder no es sostenido firmemente con el apoyo de una mayoría respetable, entonces no puede ser el líder. Balaguer y Augusto Lora no podían ser líderes del mismo nivel dentro del PRSC. No cabían. Leonel Fernández y Danilo Medina no pueden ser líderes del mismo nivel en el PLD. No caben. En Estados Unidos, Barack Obama y Hilary Clinton no podían ser los máximos líderes del partido demócrata al mismo tiempo. Obama ganó las lecciones internas de su partido y ahora Obama es el presidente americano y Hilary su subalterna. En otros tiempos, Rusia tuvo dos grupos comunistas: Los bolcheviques y los mencheviques. Los bolcheviques eran mayoría abrumadora. Gobernaron los bolcheviques y sus sucesivos máximos dirigentes: Lenin, Stalin... Los ejemplos a través de la historia son infinitos.
Cuando Peña Gómez le dijo a Hipólito Mejía que su candidato vice-presidencial no iba a ser él, sino el reformista Álvarez Bogaert para las elecciones de 1994 nadie habló de que se quebraría la unidad dentro del PRD. Peña Gómez era el líder indiscutible, el que detentaba la mayoría absoluta.
Cuando Hipólito Mejía se burlaba de Suberbí cuando competía con él a lo interno del PRD con miras a las elecciones del año 2000, a nadie se le pasaba por la cabeza que habría división en el PRD. Hipólito Mejía tenía una mayoría abrumadora dentro del partido. En aquél momento, Hipólito garantizaba la unidad.
Muchos compañeros hablan de conseguir la unidad dentro del PRD a través de la concordia y la amistad, no atacando al otro compañero en la lucha interna, tomando té juntos a las 5 pm como los ingleses, intercambiando regalitos, mandando saludos a la familia... Esas son ideas muy cándidas, ilusorias. La unidad del PRD la garantiza el apoyo masivo a uno de los dos candidatos en las próximas elecciones internas del mes de marzo.
Yo quiero ver la unidad del PRD en la persona de Miguel Vargas Maldonado. Por eso hago todo lo que está a mi alcance para que Miguel Vargas saque por lo menos un 75% de los votos en esas elecciones.
Si usted apoya a Hipólito Mejía y cree que él garantiza la unidad del PRD, luche para lograrlo. Haga todo lo que usted pueda para que Hipólito saque un 70 o un 75 por ciento. Me alegro por usted, eso dinamiza el partido.
Yo quiero que Miguel gane y usted quiere que Hipólito gane, pero los dos no van a caber en la misma posición porque no puede haber dos líderes en la máxima dirección del PRD ni dos presidentes de la República. Lo mejor que le puede pasar a nuestro partido es que uno de los dos gane abrumadoramente las elecciones internas del próximo mes de marzo porque si no es así ninguno de los dos podrá garantizar la unidad, debido a que ninguno de los dos, si obtienen más o menos la misma cantidad de votos, tendrá la mayoría necesaria para dirigir el partido sin problemas.
Cuando Miguel gane las próximas elecciones internas con la inmensa mayoría de los perredeístas sellará la unidad del partido, y a los demás compañeros que se queden con algún resabio, Miguel aplicará lo que dijo hace mucho tiempo Abraham Lincoln: “Yo destruyo a mis adversarios haciéndolos mis amigos”. Pero algo me dice que Papá no va a transar en el caso que se le avecina. Le falta la humildad de Hilary. Además, en el pasado, Papá ya tuvo su oportunidad.
Madrid, España, viernes, 21 de enero de 2011.
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