sábado, 26 de febrero de 2011

Desorden, caos y progreso, o todo lo contrario

 
ESTO PIENSO, ESTO CREO//
Rafael R. Ramírez Ferreira

Nos estamos volviendo todos locos y como tal, embrujado por el encanto de este sopor embriagante, escribo. Se pretende, con y por medio de un discurso vacío, engañoso y enmarañado, que prosigamos creyendo que tenemos que soportar esa herencia rancia, corrupta y permisiva que solo nos permite ver las mentes vacías de principios y llenas de ambiciones políticas y económicas, donde solo la maldad, el engaño y la permisividad reinan.

 Pues no señor. Con qué moral todavía se pretenden presentar ante nosotros para hablarnos de sacrificios y de futuras glorias, de predestinados, de perpetuidades, cuando comprometen el presente sin salvación y condenan el futuro, hundiéndonos en la miseria moral y económica, más allá de lo que pocos pueden darse cuenta. Con qué moral.

 Trivializan y condenan todo como si fuésemos en verdad estúpidos, para perjurarnos y condenarnos cada día, cada hora, cada minuto. Todo se banaliza y na´ e´na, en un lenguaje mágico sin significado o contenido alguno. Nada tiene significado definido y por más esfuerzos que se hagan, no se encuentra significado alguno, al menos que, soñemos y nuestra imaginación nos haga creer lo que en verdad es fruto de un sueño, una ilusión, una quimera.

 Todo lo que tenemos y poseemos, es una ilusión creada por sus mentes, después, no hay nada, deudas quizás, sólo quizás. Mientras tanto, nos responden artificiosamente a cada requerimiento planteado. Y esto, nos avergüenza a todos pero, más que a nosotros, les debe avergonzar a ellos.

 Aseguro que, si fuese una obra teatral, estuviésemos aburridos todos. Requerimiento planteado y la respuesta es un sin sentido, una indecencia que ofende hasta a los más tarados. Una indecencia como alegato, todo para ser autocomplacientes con ellos mismos, es lo que se percibe.

 Y me duele en ocasiones manifestar ciertas actitudes y sentimientos pero, y es lo doloroso del caso, que es el sentir de tantos y tantos miles de personas que padecen las miserias, las actitudes, posiciones y orgullos de tantos mediocres que en base a sus desacertadas actuaciones, se están llegando a creer dioses y que el dinero mal habido y las ínfulas de poder, los han hecho olvidar que todo pasa, y no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, por igual, el goce.

 Ante la incertidumbre o contradicción insoluble, según la aporía de Víctor Henry, el hombre da nombre a las cosas pero no puede arrebatárselo: hace cambiar el lenguaje y, sin embargo, no puede cambiarlo a voluntad. Por eso, lo que es, es, y, según el filósofo Cratilo, las cosas se llaman como se tienen que llamar y no como a los hombres le convengan, según los vientos que soplen.

 Por eso, el engaño no es ni puede ser eterno. Lo saben todo. Conocen todos los problemas y sus posibles soluciones pero, no funcionan. No aplican su varita mágica, no producen resultados, todo se circunscribe a blablablá. Al parecer necesitan toda una vida para ser objetivos, para hacer sus propuestas tangibles, no bastan los años que se han pasado en la misma teoría, no señor, necesitan más, mucho más tiempo, para, por igual, elaborar las excusas que enarbolaran dentro de equis cantidad de años.

 Así es la cosa de simple, de sencilla. Mientras tanto, los mismos de siempre, salen con puros chantajes, exigiendo que otros se suiciden  política o moralmente, con tal de ellos satisfacer sus maquiavélicas proposiciones. De ahí, tal como reza un viejo refrán, “de tal palo, tal astilla”, aunque casi nunca, las segundas versiones son tan buenas o tan malas, traumatizante, fabuladoras y perversas como la primera versión.

Mineros rescatados de la mina San José, en Chile. 

 La gente está tan traumatizada, por la increíble capacidad de manipulación, burdas mentiras y justificaciones pendejas, que ya, hasta cuando se lanza un chiste al aire, lo coge como un acto más de de niño rico malcriado y altanero, una acción de prepotencia o una vergonzante verdad.

 Por ejemplo, el acto de invitar los 33 mineros rescatados de la mina en Chile, no es una locura, producto de la época de abundancia que vivimos, no señor. Tampoco es compasión ni exhibicionismo, mucho menos, no señor. Es, simplemente, un acto de compañerismo y apoyo militante ante la desgracia ajena, al igual que donar universidades, porque total, aquí sobran butacas en las nuestras, sobran miles de habitaciones en los hoteles, ya que los dominicanos se van a playas y continentes vírgenes a disfrutar, prácticamente todos los fines de semana. Nuestras instalaciones universitarias son modelos  a nivel universal y sus instalaciones sanitarias parecen, más bien, comedores económicos. Podemos proseguir por éste camino más, mucho más. ¿…? ¡Sí señor!

Santo Domingo, R.D., sábado, 26 de febrero de 2011
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