Félix Santana García
Un discurso donde el Sr. Presidente no solo resaltó el logro de los padres de la patria por haber alcanzado la independencia de esta nación, sino que también trajo a colación que en mayo del presente año 2011, el país debe celebrar los 50 años de liberación de la dictadura del sátrapa, Rafael Leónidas Trujillo.
También recogió en su perorata, los maravillosos, estupendos y asombrosos logros que su gobierno ha alcanzado en: lo económico, la educación, salud, inversiones públicas, entre otros. Destacando más las luces que las sombras, de la cuales hizo alusión al referirse a la famosa frase del libertador de Cuba, José Martí.
En el momento de escuchar tan enjundiosa pieza retorica, la mente de cualquier ser humano podía navegar imaginariamente, con mucha facilidad, por un paraíso, independiente del concierto de naciones de este globo terráqueo.
Esto así, por el hecho de que el Sr. Mandatario se concentró en guarismos, estadísticas, que solo muestran bonanzas y parabienes, que según las autoridades se disfrutan en este país maravilloso, escogido por la virgen de la Altagracia y el Todopoderoso, para que se viva en éste, con el mayor confort, paz, abundancia, necesidades satisfechas y grandes realizaciones.
Mientras pronunciaba esta estupenda pieza de oratoria, digna de ser incluida y tomarse en cuenta para ser premiada por haber sido bien leída, y contener logros inauditos alcanzados por un equipo de gobierno que ha roto todos los parámetros de la genialidad, políticos, economistas, financistas, sacerdotes, trabajadores, estudiantes, amas de casa y otros ciudadanos, escuchaban con detenimiento tan asombroso discurso, que por momento se pensaba que se trataba de un país no conocido por los dominicanos.
En un momento de la transmisión del discurso, escuché preguntar a un vecino ¿dónde están los US$5,218.00 de ingreso per cápita del cual habla el señor presidente, que cada dominicano había percibido durante el año 2010, porque a decir verdad, solo en las mentes del primer mandatario, sus funcionarios y familiares, eso existe.
Se sabe que el ingreso per cápita de un país, no es el mejor indicador para establecer que un país anda por buen camino, ya que en la mayor de las veces, las riquezas están concentradas en sectores privilegiados y nunca llegan a los más pobres.
El Sr. Presidente de la República, en su discurso, hizo caso omiso de las observaciones de su política de gobierno, contentivas en la más reciente carta pastoral.
Quiso justificar el no incremento de los recursos a favor de la educación dominicana, aduciendo que el problema no es de dinero, ya que naciones desarrolladas no habían alcanzado sus objetivos en el orden educativo, no obstante disponer de todos los recursos del mundo,
Pero, lo que no le dijo a la población, es que esas naciones ya han logrado sus metas de alfabetizar todos sus habitantes, que sus necesidades ahora son de: desarrollo de la ciencia, tecnología y la investigación, mientras la República Dominica procura en lo inmediato paliar el gran déficit de escuelas, pupitres, pizarras, tizas y aulas, profesores mal pagados y mal preparados.
De manera, que mientras el Sr. Fernández sea el presidente de los dominicanos, el sector educación nunca alcanzará el 4% del PIB, como establece la Ley de educación No. 66-97.
En su discurso, tampoco tocó lo relativo a las razones del porqué, no se han cumplido las metas fiscales acordadas con el Fondo Monetario Internacional.
Tampoco se refirió, a los constantes reclamos que hace la población de comunidades apartadas, para que se les reparen sus caminos vecinales, puentes y cañadas.
En definitiva, el discurso del señor presidente estuvo muy alejado de las expectativas y esperanzas que pudiesen llenar las necesidades primarias, forjadas por los dominicanos más sufridos y desposeídos, Un discurso lleno de promesas y cifras amañadas.
Finalmente, terminó el discurso y, los dominicanos dejaron de soñar y, volvieron a la realidad.
Santo Domingo, R.D., lunes, 28 de febrero de 2011.
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