viernes, 15 de julio de 2011

Inaceptable explicación


EDUARDO ÁLVAREZ

Como dominicano, uno no debería sentirse contento de tener lo peor. Sobre todo, si uno se encuentra fuera del país. Sobre todo si se trata del Presidente. No digamos que los políticos, que la mala fama es universal. Vergüenza ajena por un lado y consuelo de tontos el otro.

Pero pretender tomarnos el pelo insistiendo en lo mal hecho es inaceptable. Como los frecuentes viajes de Leonel Fernández, que además de inútiles y costosos,  apartan al jefe del Estado de una realidad que debe enfrentar. 

Hacen estragos el costo de la vida, la inseguridad, el cólera, el narcotráfico, la corrupción administrativa, los apagones, en fin, la quiebra total de los servicios y asistencias estatales y el Presidente afanado en una imagen internacional, corriendo como conferencista y componedor de temas fuera de su alcance.

Las justificaciones presentadas por  la oficina de Información de Palacio a favor de las costosas ausencias presidenciales son inaceptables. Destaca como uno de sus logros un programa de becas de grado y postgrado que ha existido toda la vida, respondiendo a regulares políticas de cooperación, independientemente de estos viajes.

Descartado tal argumento, volvamos a la calificación de la CID-Gallup, a partir de estudios de opinión en cada país. Es decir, los presidentes, incluyendo Fernández,  fueron evaluados por sus respectivos ciudadanos.  Es que el corazón de la auyama sólo lo conoce el cuchillo.

Para quien viva en este país, la puntuación de menos 33 no es sorprendente. Lo que sí asombra es que Lobo, de Honduras, el segundo peor calificado tenga apenas menos un punto.  La explicación podría encontrarse en que, mientras en nuestro país la institucionalidad retrocede, en los demás de la región, se han logrado notables avances en este aspecto. Sus presidentes observan un poco más de respecto por la ciudadanía, sobre todo en el manejo de los fondos públicos. 

A nadie se le ocurre pensar en Nicaragua que Daniel Ortega está por encima del bien y el mal Es decir, de las necesidades del pueblo nicaragüense. Pero para el presidente Fernández la compra del Partido Reformita y los problemas particulares de un par de allegados y amigos de ocasión son más importantes que una escuela sin pupitres, los caminos que permiten la salida de frutas del campo a la ciudad, las inundaciones del Lago Enriquillo, el cólera y todos asuntos que afectan a la población.

Reparte por montones, a diestra y siniestra, como un Rey Mago, los dólares que el Estado toma prestado. Aquí, allá y acullá abundan los agregados, cónsules, vicecónsules con sueldos entre siete mil y treinta mil dólares de personas que ni siquiera se toman la molestia de conocer el país en el que han sido designados.   Y no digamos de otros derroches extravagantes que, inequívocamente,  explican tan mala calificación.

Esperar que su esposa opine como la mayoría de los dominicanos seria una tontería, como lo es destacar las emitidas por ella acerca de estas otras malas notas  sacadas por el Presidente a lo largo de su mandato.

Santo Domingo, R.D., viernes, 15 de Julio de 2011.


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