Al día//
JUAN JOSÉ AYUSO
El trujillismo cuya cabeza cayó el 30 de Mayo de 1961 y que cinco años más tarde volvía al poder de manera directa con el neotrujillismo de Joaquín Balaguer, es el responsable del envilecimiento de la sociedad por corrupción de la política y la causa de que no haya podido establecerse la democracia.
Grupos de dominicanos inexpertos e ingenuos entendieron que los trujillistas civiles y militares, viejos y jóvenes pero más que nada los segundos, tenían y aprovecharían la ocasión para liberarse de la indignidad y el deshonor de la mentalidad y costumbre del despotismo y, junto al resto de la población, aceptar las ideas y prácticas de la democracia.
"...y seguire a caballo", decia "el jefe" para significar que se mantendria al mando de la tirania.
Esos trujillistas civiles y militares pertenecían a una élite política y socioeconómica que la tiranía de Trujillo había formado en 31 años de poder y que “educaba” al final en las escuelas y en la Universidad de Santo Domingo, donde el espionaje sobre el estudiantado no se escondía detrás de la “guardia universitaria”.
Algunos trataron de sumarse al establecimiento del proceso democrático pero solo pocos. El resto conspiró para el derrocamiento del gobierno democrático de Juan Bosch y el Partido Revolucionario y se sumó, detrás de los norteamericanos, sus diplomáticos y su invasión militar, a las fuerzas que defendieron al derrocado gobierno golpista.
Estados Unidos se había convencido de que sus “demócratas” y los demócratas de Bosch no les garantizaban el ejercicio cerrado del poder que ellos entendían conveniente para sus intereses y recurrieron al trujillismo sin Trujillo del neotrujillismo de Balaguer.
Los viejos y jóvenes trujillistas, civiles y militares, cerraron filas con la mentalidad despótica de quien se haría en poco tiempo “padre de la corrupción” y ejecutor de la política más radical en cuanto a la eliminación física de sus enemigos, con persecución, encarcelamiento y deportación.
Cincuenta años más tarde, esos viejos trujillistas murieron en su mayoría pero quienes eran jóvenes entonces se han hecho viejos en la práctica de la mentalidad neotrujillista de Balaguer y en su política de enriquecimiento personal mediante la corrupción de los fondos del Erario. Los hay también, hijos pequeños de trujillistas, quienes saltaron a la juventud después de 1966 y asumieron la mentalidad neotrujillista no sólo como idea política sino como criterio constituyente de algo parecido a una doctrina.
En lo que resta de lo qu e Balaguer hizo llamar una vez Partido Reformista, seis o siete grupos microscópicos que entre todos no forman un grupúsculo, el trujillismo y el neotrujillismo son las mentalidades que prevalecen.
Y por ahí andan, como suele decirse, “dando lástima pero cobrando todos”.
Santo Domingo, R.D., martes, 02 de agosto de 2011.
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