sábado, 6 de agosto de 2011

Vanguardismo puro Siglo XXI

 ESTO PIENSO, ESTO CREO//
RAFAEL R. RAMÍREZ FERREIRA

Vanguardismo puro siglo XX1, aún la muerte  sea, en “catres” y sillas de ruedas

Porque…“La mentira más común, es aquella mediante la cual, uno se engaña a sí mismo”.

Duele y parte el alma, ver que ese conjunto de cosas, tradiciones y una inmensidad de circunstancias, anhelos y esperanzas, que de una manera u otra nos aglutina, que nos integra hacia unos supuestos o reales objetivos, que determinan una congresión de sentimientos, definiendo una objetividad que se fusiona en el tiempo y que recibe el nombre de nación, se haya convertido en hechos, pensamientos e ideales amorfos, dispersos y cruelmente vergonzosos.

 Lo mal hecho es lo común, con la agravante de una justificación pendeja, sosa, aburrida y por demás torpe, que solo hace acrecentar la dolorosa verdad que cada día se hace más latente. Porque, tomadura de pelo, es lo menos que se puede decir. Intolerancia, arrogancia y narcisismo, quizás sería lo más cercano. Porque en cuanto a la corrupción mayor, la corrupta corrupción, lo que más molesta, es que además es abusiva y burlona, por la despreciable y medalaganaria interpretación que se hace de las leyes.

 La nación languidece, como si los ríos Ozama e Isabela, fuesen su espacio, esto es, viviendo entre hedores éticos y morales, dejándose llevar ya sin fuerzas por la corriente depravada, hacia su definitiva extinción.

 Pero todo está bien y avanzando. Una nación vanguardista, contemporánea, inmersa en la era de la tecnología y, reconocida en el mundo como modelo de desarrollo económico. Envidia de los países subdesarrollados. Y aquel que tenga dudas de la modernidad y desarrollo alcanzado, que observe la inmensa cantidad de “catres” para los miles de enfermos que asisten a nuestros idílicos hospitales. “Avance” increíble, y la foto de esta columna, es el vivo ejemplo de esta “realidad”.

 Mientras tanto, los mismos de siempre hacen y quieren tener “líderes” en base a lisonjas, a dar y dar, hacerse los buenos “ayudando”, regalando lo ajeno. Por eso “negocian”,  para repartirse el pastel llamado, “estado-país”.

 En lo que justifican, prosigue el descalabro institucional y la repartición de los organismos del Estado. Lo que llama la atención sobre las fuerzas armadas dominicanas, donde espalderos, alabarderos y corifeos, ahogan las aspiraciones de mando de los oficiales profesionales que no pertenecen ni comulgan con la corriente nauseabunda y cobarde de la camarilla de los guardaespaldas. Donde ya, “asegún”, están preparando la última repartición, entre ellos, de los principales puestos de mando. Esto incluye, el anhelado premio al que aspira el jefe de todos ellos, el “menguado caciquillito de campanario”.

 Ya, a todo esto que sucede en este fangal de país, se había referido Federico García Godoy y que al parecer fue anoche que lo escribió: “La sociedad dominicana, en su inmensa mayoría, sufre un mal gravísimo que día por día va asumiendo mayores proporciones; la falta casi completa de sanción moral. Los hechos más reprobables, solamente en algunas almas apenas si producen pasajeros estremecimientos de justa indignación. Pero pasado el momento crítico ya nadie se acuerda o hace mención de tales cosas. Los autores de ellos continúan ufanos y campantes como si tal cosa. La repetición impune de ciertos actos ha empezado como a encallecer nuestra conciencia colectiva”.

 A buen entendedor pocas palabras, si es verdad que tiene el deseo de entender, le bastan. Nuestra situación actual como país, sin que nos llamemos a engaños, es parecida al magma cuando brota del volcán y se convierte en lava, siendo el resultado una combinación de gases volcánicos mortales, para después proseguir con el tsunami que termina de arrasar con todo. Pobre país, pobre patria, pobre nación que no quiere escuchar el rugir de la montaña antes de hacer explosión debido a la presión. Aunque pique y duela, esto creo, esto pienso. ¡Sí señor!

Santo Domingo, R.D., sábado, 06 de agosto de 2011.

http://www.presenciadigitalrd.blogspot.com/opinion/2011/08/06/Vanguardismo-puro-siglo-XXI

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