DANILO CRUZ
PICHARDO
Sucio y limpio son expresiones subjetivas, que descansan
en el parecer individual. Sin embargo, una campaña podría apreciarse sucia en
la medida en que la diatriba y el insulto prevalezcan sobre los aspectos
programáticos o propuestas de solución a los problemas del país.
Pero todavía no se conoce la primera campaña electoral
dominicana eminentemente propositiva. Siempre hay y habrá acusaciones y
contraacusaciones. Lo aconsejable es que toda imputación sobre hecho delictuoso
sea demostrable con pruebas, para no dañar reputaciones de forma alegre. Si
carece de pruebas, estaría cayendo en difamación, la cual se penaliza conforme
a las leyes dominicanas.
Parqueo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD),
cuyo costo por estacionamiento superaría los 700 mil pesos.
¡Ahora bien! Denunciar actos dolosos en la administración
pública es un rol que le atañe a la oposición, sobre todo en un país en el que
el ejecutivo tiene control absoluto de los demás poderes del Estado. ¿Si la
oposición no denuncia la corrupción de este gobierno, quién lo haría?
¡Ah no! De que se habla o escribe de la SunLand o del
costo del Parqueo de la UASD inmediatamente tildan a uno de sucio. Sucios y
ladrones son los que se roban los recursos del erario, pongamos cada cosa en su
lugar, ¡carajo!
Y cuando digo que de dónde sacaron esas fortunas, lo hago
basado en un derecho que me otorga la Constitución (ver artículo 49). A muchos
de ellos (funcionarios públicos) los conocí en la Universidad Autónoma de Santo
Domingo, UASD, en situación económica inferior a la del suscrito. Yo tenía un
cepillo, durante los años 1985-1991, algunos de ellos estaban a pie.
Hoy posiblemente sean
los dominicanos más poderosos, en términos económicos, pero no pueden
hacer el papel de víctimas y exhibir “ñoñería” por una realidad que está a la
vista. ¿De qué campaña sucia están hablando?
Santo Domingo, R.D., jueves, 01 de septiembre de 2011.
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