domingo, 11 de septiembre de 2011

En el corazón y la memoria de todos





EDUARDO ÁLVAREZ


No tienes que mencionar sus nombra, para saber  de qué y de dónde y a quién se refiere. Llegó Papá. O simplemente, Papá, son expresiones con las que, de inmediato,  puedes identificar a Hipólito Mejía.  Pedro el Grande es Pedro Martínez. Juan Luis es Cuatro Cuarenta y Juan José Ayuso es el Poeta.

El Torito no es otro que Héctor Acosta. Marichal es el Astro y Balaguer, simplemente, el Doctor; Peña, el Líder Indiscutible; Bosch, el Profesor.  Trujillo sigue siendo identificado como el Jefe, por lo menos aquí. En Estados Unidos, lo es Bruce Springteen. No hay que ser italiano, para reconocer al Duce.

Por antonomasia, Shakespeare  será, por siempre, el Bardo, en todo el mundo. No tengo que decir quiénes forman el Dúo Dinámico para la gente adivine que se trata de Batman y Robin. Basta con llamar al Comandante y al Che para invocar la revolución cubana.

Nadie le discute a Benito Juárez el título de Benemérito. Bolívar y San Martín comparten honras, como libertadores. Jesús, es el Hijo, Pablo es el Aposto, y Pedro, el Pescador. Las Madres sin adjetivos son las de la Plaza de Mayo.

Nueva York es la Ciudad que Nunca Duerme, la de Los Rascacielos y la Gran Manzana;  París es la Ciudad Luz y la Ciudad del Amor; Chicago, de los Vientos, y Roma, la Eterna. Aquí, todos sabemos cuál es la de los Treinta Caballeros, la de la Eterna Primavera, la Sultana el Este y la de los Bellos Atardeceres.

Frank Sinatra es la Voz y José-José es el Triste. Nadie le quita el título de la Doña a María Félix y todo el mundo sabe quiénes son Los Melenudos de Liverpool, cuya irrupción revolucionó el mundo, hace cincuenta años.

Logras una categoría antonomástica, como persona, marca y lugar, alcanzas una consagración privilegiada, cuyo posicionamiento o reposicionamiento te exige menos esfuerzo y tiempo que los carentes de esa condición.  Grabados en memoria individual y colectiva de los pueblos, pasa a ser sinónimos que enriquecen el lenguaje, en crónicas, comentarios y análisis.

Llegado a este punto, no hay espacio para la duda ni la menor equivocación. Todo el mundo sabe para qué llega papá. Viene cargado de comidas, tranquilidad. Y nadie juega con su comida ni con su tranquilidad. Ya lo dijo el Bardo, “Lo único mejor que comer plátanos es tener larga vida”. 

 Santo Domingo, R.D., domingo, 11 de septiembre de 2011.

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