Editorial El Nacional
El caso de un teniente de la Fuerza Aérea abatido a tiros la madrugada del viernes por una patrulla de la Policía que lo sorprendió junto a otros tres individuos cuando intentaba robar una sucursal bancaria en Imbert, Puerto Plata, se suma a otros hechos delictivos perpetrados en las últimas semanas en los que estuvieron involucrados militares oficiales, clases y alistados.
Se trata de una tendencia delictiva preocupante que el alto mando militar debe afrontar en sus raíces, porque no debería ser asumido como simple suceso de delincuencia común episodios de atracos, asaltos, secuestros, sicariato, tráfico de drogas y otros hechos criminales en los que participan militares o policías.
Las Fuerzas Armadas actuaron con diligencia y rectitud al someter a los tribunales al grupo de oficiales que participó junto a civiles en la ejecución de siete extranjeros en la comunidad de Paya, Baní, asesinatos relacionados con un tumbe de drogas.
Los uniformes del Ejército, Marina y Fuerza Aérea han sido manchados por personas sin escrúpulos que integran bandas de narcos o que forman sus propios grupos criminales, como lo demuestran los numerosos expedientes que el Ministerio Público ha remitido a la justicia, en los que se acusa a miembros de cuerpos armados de incurrir en violencia criminal.
El segundo teniente Víctor Marcelino Reyes Silverio, de 36 anos, residía en el barrio El Tamarindo, de Santo Domingo, desde donde se trasladó a Imbert junto a otros tres civiles, con equipos de acetileno, cizallas, patas de cabra, mandarrias, gatos hidráulicos y otros instrumentos y escaleras, con la intención de penetrar de madrugada y robar en la sucursal bancaria.
Los institutos castrenses están compelidos a ejecutar una oleada de saneamiento para expulsar de su seno a gentes con notoria conducta delictiva, labor que también debe profundizar la Policía, porque ningún militar ni agente policial le asiste derecho ni autoridad para incurrir en crímenes y delitos amparado en tan dignos uniformes.
Al consignar extrema preocupación por los frecuentes casos de delincuencia criminal en los que están envueltos miembros de las Fuerzas Armadas la sociedad toda reclama que el alto mando aplique acciones correctivas y preventivas a los fines de que ningún delincuente se le permita vestir uniforme militar.
Santo Domingo, R.D., domingo, 04 de septiembre de 2011.
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