JUAN TAVERAS HERNÁNDEZ
En Brasil, cinco ministros y no sé cuántos funcionarios importantes han sido cancelados por la presidenta Dilma Rousseff, ante denuncias de corrupción, muchas de ellas en los medios de comunicación.
En Brasil hay, de parte del Poder Ejecutivo, una voluntad política para impedir el robo de los recursos del Estado, que son los recursos del pueblo. En Brasil, uno de los países más grandes del mundo, los funcionarios saben a qué se atienen si meten la mano. Si lo hacen terminan fuera de sus puestos, evidenciados ante el pueblo, y probablemente en la cárcel.
Pedro Novais, de 81 años, ministro de Turismo, utilizaba un chófer, pagado por el Estado, en labores personales. Fue destituido. En la República Dominicana la mayoría de los ministros tienen privilegios exorbitantes. Salarios millonarios, bonos tres veces al año, celulares, escoltas, vehículos de lujo, combustible, tarjetas de crédito para gastos de representación, viajes al extranjero en primera clase, dietas en dólares y euros, esposa, amantes, etc., a costa del Presupuesto Nacional. ¡Y eso no incluye el soborno, la extorsión, el chantaje, las comisiones y las sobrevaluaciones!
Más de cien denuncias graves de corrupción acompañan la presente administración. Todos los días aparecen en los medios de comunicación actos de corrupción. Sin embargo, el Presidente, contrario a lo que hace la presidenta de Brasil, ni se inmuta. Cada funcionario es dueño, como si lo hubiera heredado, de la posición que ocupa.
En Bolivia, el presidente Evo Morales, que no terminó el bachillerato, en 17 meses erradicó el analfabetismo de su país. Hoy todos los bolivianos saben leer y escribir, según lo reconocen los organismos internacionales. En la República Dominicana el Presidente incumple su propia ley del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) para la educación. De igual moto le niega un presupuesto justo a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde él estudio. La universidad estatal, la más vieja del Nuevo Mundo, la universidad a la que tienen acceso los hijos de los pobres.
Inmediatamente terminó la revolución en 1959, Fidel Castro comenzó una campaña nacional de alfabetización que involucró a miles de profesores, médicos, ingenieros y dirigentes políticos de todos los niveles. En poco tiempo, gracias a esa voluntad política, el analfabetismo fue erradicado para siempre de Cuba.
El gobierno dominicano, contrario a los ejemplos citados, ha invertido miles de millones de pesos en mantener al pueblo en la ignorancia y la pobreza. La pobreza espiritual va de la mano con la pobreza material. Un pueblo pobre e ignorante, es un pueblo sin futuro. Un pueblo ignorante y pobre, vive de las migajas del poder. Como el nuestro.
El daño moral que le ha hecho y le sigue haciendo al pueblo dominicano el PLD, encabezado por el Presidente Leonel Fernández, es ya irreparable. El cáncer que padece nuestra sociedad ha hecho metástasis. Y el responsable directo, es Leonel Fernández junto con los demás integrantes del Comité Político y el Comité Central de su partido.
El cáncer social ha invadido todos los órganos vítales, incluyendo la familia. El Poder Ejecutivo no puede estar más permeado por la corrupción y el vicio, lo mismo que los otros poderes del Estado, Congreso y Justicia. Los llamados poderes fácticos, también fueron penetrados por esos males. En nuestro país nadie puede tirar la primera piedra.
Fuerzas Armadas, Policía Nacional, iglesias, católica y evangélicas, medios de comunicación, abogados, médicos, periodistas, políticos, ingenieros, profesores, estudiantes, obreros, amas de casa, campesinos, comerciantes, empresarios, banqueros… todos hemos caído en la vorágine que nos consume y aniquila como sociedad, y como pueblo.
El presidente Fernández ha hecho de la corrupción, un estilo, una cultura, un modo de hacer política y de perpetuarse en el poder, incluso más allá de la propia presidencial de la República. Y eso solo es posible con un pueblo ignorante, pobre, envilecido por el paternalismo, y corrompido por el narcotráfico, el crimen y el delito.
El daño moral que le ha hecho Leonel Fernández al país es irreparable, a menos que las reservas morales que aun existen –si es que existen- se levanten, con las armas de los valores éticos, para sacarlo del Palacio Nacional de manera definitiva y para siempre.
¡Solo la unidad del pueblo, salva al pueblo!
Santo Domingo, R.D., Viernes, 16 de septiembre de 2011.
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