Hay un programa popular televisivo que se llama “Mente Criminal”. Sus guionistas han incorporado los más recientse conocimientos sobre la mente y su sistema eléctrico y las múltiples disfunciones que éste provoca en la inteligencia de algunas personas y que comienzan a manifestarse desde la infancia.
En ese programa pensé cuando leí esta insólita noticia en Hoy, página A4: “El Juez de ejecución de la Pena de San Cristóbal , Willys de Jesús Núñez, reconoció el derecho que tiene el recluso Mario José Redondo Llenas, a escribir artículos para un portal digital”.
La decisión se justifica, porque “no solo “favorece a Redondo Llenas, sino a todos los internos que deseen expresarse”. Insólita decisión en un país donde una jueza le impuso una sentencia de apenas siete meses a un hombre que violó y asesinó a una niñita de siete años. Escribí su nombre para que no se me olvide y para encomendarlo a la justicia divina de todas las denominaciones...
El problema es que Mario José Redondo Llenas no es un recluso regular. Es un enfermo mental, descrito por los psiquiatras que lo estudiaron como un frio psicópata, que abusó sexualmente de su primo durante años, lo secuestró para cobrar un rescate y luego, en un paroxismo de sangre, lo asesinó de treinta y dos puñaladas.
José Rafael Llenas Aybar (izq); Redondo Llenas (der)
Empero, una cosa es que impidan que vaya a La Victoria y otra que le permitan escribir en un periódico digital. ¿Para qué? ¿Para influenciar a quiénes? Tenemos ya demasiados casos de jóvenes sin sur ni norte, usando drogas, negados a estudiar y a trabajar, abusando de sus padres y madres, para que ahora un psicópata confeso tenga acceso a la palabra escrita.
Si los padres de Mario José tuvieran idea de cómo afecta a la seguridad de su hijo el que aparezca su foto en el periódico y se anuncie que va a escribir en un medio digital, jamás lo permitirían. Su imagen reabre las heridas de una sociedad horrorizada por un joven asesino, calculador y frio, que se sumó al grupo que buscaba a su primo para despistar los indicios de culpabilidad.
El liberalismo carcelario no se aplica a enfermos mentales. Para ellos existen las instituciones públicas psiquiátricas, que aquí son prácticamente inexistentes, donde también deberían ser referidos los jueces que ejercen sin evaluaciones psicológicas previas y las juezas que condonan, con su irresponsabilidad e inconsciencia, los asesinatos y violaciones de niños y niñas.
Santo Domingo, R.D., Lunes, 03 de octubre de 2011.
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