Venecia Joaquín
Debemos reconocer la valentía del Presidente de la República, Leonel Fernández, quien aprovechando las fiestas navideñas, ha desarropado, el hambre y miseria que vive la mayoría de la población. Lo puso de manifiesto al convocar los pobres para entregarle comida para una cena. Es su último año. A mi juicio, ha sido como un rendir cuenta, las memorias, de dos periodos ininterrumpidos. Se necesitaba coraje para hacerlo. Fue como una catarsis. Descargar su conciencia y hacer que se viera la realidad. Un poner las manos en alto para voluntariamente entregarse a la justicia del pueblo, presentando las pruebas de sus delitos. Eso es lo que hay en el subconsciente.
Recordemos que el PLD, fue fundado por Juan Bosch para terminar con la injusta distribución de la riqueza, desaparecer ”tutumpotes” y ayudar “los hijos de machepa”. La situación se agravo en estos siete años. El país no solo se ha llenado de delincuentes, sicarios, narcotraficantes, drogas, millonarios con dinero del pueblo, sino que se ha multiplicado la miseria.
En estas navidades, el Presidente decidió ir personalmente a todas las regiones para que los indigentes tuvieran un plato de comida. El mar de mujeres, hombres, ancianos y enfermos era interminable. Abarrotaban el lugar, con sus muletas, bastones y sillas de ruedas. Esperaron 364 días para toda la familia comer en abundancia. Llegado el día, hicieron fila por ocho, diez, doce o mas horas, soportando el frió de la madrugada, el sol abrasador, codazo, empujones, palabras groseras, trompones, ser pisoteado y hasta heridos.
El Presidente llegaba, fuertemente custodiado, en su lujosa y costosa jeepeta negra, impecablemente trajeado de oscuro, para marcar la diferencia y señalar el poder. Se acercaba a los haraposos, pálidos por el hambre y el cansancio. Entregaba alrededor de diez cajas, las necesarias para las fotos y se marchaba.. Un equipo continúo con la tarea de entregar cajitas revestidas de publicidad gubernamental. Contenían, 5 libras de arroz, dos de azúcar, dos latas de gandules, media libra de avena, dos libra de habichuela negra, una funda de leche, un ponche, vino moscatel, un ron, una pasta y una fundita de golosina. Dicen que valorada en $1,200 pesos. Consciente de la miseria, prepararon 1,600.000. Erogaron $1,350 millones de pesos. Las escenas de las entregas fueron desgarradoras.
No podemos seguir así. Se suponía que el PLD cambiaría esta situación. Ha hundido más la nación, acentuado las contradicciones, la desigualdad social. ¡Que frustración!. Con estas cajas, abofetean la miseria. El dinero que gastaron en ellas, debieron invertirlo en el sector agropecuario, en fomentar la pequeña empresa, en abrir fuentes de trabajo y producción. De esta manera la gente tendría empleo y comida todo el año y no la sometían a esta humillante situación.
Es penoso que un gobierno “moderno” continué con este espectáculo. Leonel tuvo coraje al presentarlo. Estas cajitas, exhibidas como un gran trofeo, llevan lecciones dignas de ser analizadas. ¿Demagogia? ¿Arrepentimiento? ¿Advertencia sobre lo que espera al pobre si el PLD continúa en el poder? ¿Exceso de confianza en que “el mal comió no piensa y se vende por un plato de comida? Independientemente de lo que persiga, la miseria del pueblo ha sido desarropada.
Santo Domingo, R.D., domingo, 25 de diciembre de 2011.
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