Félix Santana García
Economistas, financistas, políticos, empresarios, comerciantes y organismos internacionales de financiamiento tocan constantemente el tema de los déficit públicos generados en el país, consecuencias de las malas prácticas de política económica y financiera de la actual gestión de gobierno.
No así el ciudadano común que regularmente siente los efectos de la deficiente gestión gubernamental través de la baja calidad de vida por el incremento del desempleo, aumento de la inflación, bajos ingresos y bajo poder de compra.
Hoy en día es frecuente escuchar y leer sobre los déficits: fiscal y de cuenta corriente, los cuales develan la deficiencia de un equipo de hombres y mujeres que conforman el equipo de gobierno del país.
Déficits que pueden ser inducidos por el comportamiento económico externo de la nación o por la falta de capacidad administrativa de la administración Fernández, es decir, por variables exógenas o endógenas que no han sido bien manejadas en el actual gobierno, por intereses políticos y personales, dejando a un lado el bien común de los ciudadanos.
A pocos días de iniciarse el presente año 2012, comienzan a publicarse los resultados preliminares del comportamiento de las finanzas del pasado año 2011, los cuales revelan que el manejo administrativo de la economía de la República Dominicana no estuvo del todo bien, ya que reflejaría un déficit fiscal del orden de los RD$61,000 millones, lo que equivale decir que el gobierno desembolsó más en gastos corrientes, de capital y aplicaciones financieras (intereses y amortizaciones de préstamos) de lo que le ingresó por concepto de recaudaciones tributarias, no tributarias, transferencias, donaciones y fuentes financieras o financiamiento.
Pero también ya se habla del déficit en cuenta corriente, el cual ronda casi los US$6,000 millones ya que el gobierno ha privilegiado más las importaciones que las exportaciones, dando lugar a un déficit equivalente a un 7.9% del Producto Interno correspondiente al año 2011.
¿Qué sucede?, que cuando surgen estos desbalances en las cuentas financieras nacionales esto no sólo se traduce en una baja en la calidad de vida del pueblo desposeído de riqueza sino también en la contracción del crecimiento y desarrollo económicos del país, pues muchos de los programas y proyectos planificados se retrasan o no se ejecutan.
Como consecuencia de lo anterior hoy el país recibe recortes de donaciones financieras del Fondo Global, entidad que maneja los recursos para el control y prevención del sida, debido a que el gobierno dominicano debido a los constantes déficits no puede honrar sus compromisos de contrapartida local, no obstante, presentar ante el mundo una bonanza económica que no resiste comprobación ante la realidad.
De US$42.7 millones solicitado para combatir el sida, la malaria y la tuberculosis el país sólo recibirá US$29.0 millones, bajo la condición de que el gobierno busque US$3.0 millones de contrapartida local. Dermatología solicitó US$12.0 millones y solo recibirá US$11.0 millones.
De igual manera hace unos años el país perdió la oportunidad de accesar a los fondos especiales del capital ordinario del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por exhibir una situación económica de bonanza y un ingreso per cápita irreal.
Esta administración ha manejado más dinero que gobierno alguno y el pueblo no se explica por qué tantos déficits o faltantes presupuestales, los cuales en los últimos años acumulan la cifra de RD$253,000 millones.
Recuérdese que no es lo mismo contratar un préstamo que verlo desembolsar ya que esto último solo sucede cuando el gobierno cumple las condicionalidades preestablecidas de: contrapartida, y reembolsos de los préstamos de forma oportuna, entre otras.
Ante esta situación se impone a favor de la población dominicana un cambio de partido en el gobierno, que sea honesto, transparente, eficiente, que imprima a las finanzas públicas austeridad y honestidad para evitar las graves consecuencias de los famosos déficits indicados, que solo atinan a financiar con préstamos y más préstamos.
Santo Domingo, R.D., lunes, 09 de enero de 2012.
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