ORLANDO DICE
ORLANDO GILv
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EL TERCERO
El hecho de que el presidente Leonel Fernández firmara el protocolo de alianza entre los partidos Cívico Renovador y de la Liberación Dominicana, es la mejor demostración de que el apoyo del ex general Jorge Zorrilla Ozuna a Danilo Medina va más allá de lo meramente coyuntural. Se suponía que el acto era un simple respaldo electoral y que la cosa iba con el candidato. De Zorrilla a Medina. ¿Cuál hizo del entendimiento un paquete e incluyó al jefe del Estado, quien se había declarado días atrás como garante del proceso?
Uno piensa que Medina no, e igual que Zorrilla sí. Pero Fernández ¿por qué aceptó? No había sido necesario en otras proclamaciones, incluso de partidos que ya eran aliados del PLD y que se sumaban a Medina como expresión de continuidad. Las encendidas palabras de Zorrilla reconociendo al mandatario líder nacional, pueden verse como “cosa de guardia”, que no resisten prosternarse ante su Comandante en Jefe, pero que fuera más zalamero con Fernández que con Medina obliga a otra lectura, o a otra reflexiónÖ
LAS DUDAS
Ese cantar victoria en el aire de los dos principales candidatos, son las fanfarrias (o fanfarronerías) propias de las campañas electorales no definidas. Las encuestas dicen, pero los votantes dudan. Si no fuera así, si hubiera un real convencimiento, no andarían perredeístas y peledeístas preguntando a cualquier Juan de los Palotes que consideren enterados ¿qué tú crees? Ni las fábulas de los ociosos encontraran tantos crédulos, sean a favor o en contra. Cuentan los “librepensadores” de Hipólito Mejía que en una reciente visita del candidato del PRD a una fábrica, el dueño le habló de una medición encargada por ese grupo económico y en la cual figuraba por encima de Danilo Medina. Aunque la ventaja era amplia, Mejía ripostó: “No, la mía me da tan-to”, que obviamente era un número superior. Sin embargo, el ex presidente no se contiene, y todavía con el puerco asado de Navidad en la boca, lanza fuegos a diestra y siniestra como los dragones antiguos. Si considerara su panorama tan halagüeño, se sentara a esperar a Medina...
LOS DIPUTADOS
El candidato Mejía o sus seguidores siguen preocupados porque Miguel Vargas y los suyos no hacen bulla en los medios, pero como candelitas continúan quemando por abajo. Temen que el día menos pensado los sorprenda una hoguera. Las Altas Cortes, en cuyo reparto a Vargas le concedieron su parte, y el apoyo de Jorge Zorrilla Ozuna a Danilo Medina, no son balas de salva. Son disparos al corazón, aunque sea en términos mediáticos. Igualmente hay nerviosismo porque los cuadros de inteligencia han captado unos movimientos raros entre los diputados que se mantienen fieles a Vargas. Se habla, o se sabe, de doce que andan comadreando con los peledeístas y que no descartan dar el salto. Incluso atribuyen a Henry Sarraf la condición de agente. El dirigente que por encomienda de Vargas hace los contactos y facilitará el entendimiento. La campaña de Mejía da como un hecho esa conversión y se está preparando para demandar que estos legisladores sean expulsados del partido, como establecen los estatutos...
QUE NO
Llamé a Sarraf y negó que sea mediador en esa evidente traición al candidato del partido, pero eso no quita la certeza o posibilidad de la negociación y el entendimiento, pues el disgusto existe y hay que golpear donde realmente duela. No es lo mismo que el tránsfuga sea un compañerito de las bases a un diputado, o que éstos sean tantos como doce, pues no sería un asunto coyuntural, en ocasión de las elecciones, sino que su efecto sería de más alcance y profundidad: aumentaría la fuerza del oficialismo en la cámara baja. Por esa vía los perredeístas, en este caso de Vargas, estarían afianzando la denunciada dictadura de las mayorías. El presidente Leonel Fernández tiene que estarse riendo con la muela de atrás, pues gracias a las contradicciones (hasta irracionales, si se quiere) de sus “opositores” perredeístas, tendrá en el próximo período una holgura legítima para ejercer desde fuera del Palacio Nacional un poder más pleno que el propio de su mandato. Unos lo proclaman líder nacional, otros sustentan ese liderazgo. Cuando llegue el momento, su residencia será el destino obligado de todos los conciliábulos, como el Joaquín Balaguer de los últimos años...
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