Félix Santana García
El pasado jueves 12 de junio del año que discurre la Cámara de Diputados de la República Dominicana aprobó cinco contratos de financiamiento de proyectos ascendente a US$265.3 millones y 20.3 millones de euros como parte del gran festival de endeudamiento que someten a la economía dominicana las actuales autoridades, sin medir las consecuencias mediatas e inmediatas que dichos empréstitos les acarrean a las finanzas públicas del país.
Financiamientos que vienen a engrosar el alto endeudamiento público total de la nación que en la actualidad se coloca en más de US$25,000 millones sobrepasando el 40% del Producto Interno Bruto (PIB) convirtiéndolo en insostenible en relación al nivel de ingresos que percibe el país por concepto de impuestos, donaciones, gravámenes y transferencias.
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Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado; en foto de abajo Abel Martínez, presidente Cámara de Diputados, ambos del partido de Gobierno, el PLD.
Esta práctica es alarmante ya que no ha sido una o dos las veces que los congresistas oficialistas aprueban anteproyectos de leyes y préstamos sin el correspondiente conocimiento para su ratificación.
No es prudente que todo el dinero que se ofrezca al país de parte de gobiernos amigos, bancos y organismos internacionales de financiamiento sea tomado en préstamos sin que se analicen sus costos, plazos, períodos de gracia, cuotas a pagar, sectores donde serán aplicados y si el país cuenta con la capacidad de reembolsos.
Es obvio de que las finanzas públicas dominicanas siguen por mal camino ya que las mismas son mal administradas al violarse el arte, ciencia y técnica de manejar el dinero a los fines de multiplicarlo y por ende optimizarlo para maximizar las riquezas del país.
Es todo un juego o barril sin fondos donde no se respetan las leyes, normas y reglas sanas para llevar a feliz términos las ejecutorias de la nación, es como si se procurara dejar un caos o anarquía en las finanzas públicas o como si los actuales incumbentes de la cosa del país, sus ascendientes y descendientes no vivieran el lar nativo y les diera un bledo lo que aquí suceda.
¿Dónde está el profesionalismo y conciencia con que deben administrarse los recursos financieros de la nación y, donde está la sensibilidad y amor social que se debe sentir por una población que carece de los bienes y servicios más elementales?
Al igual que muchos países que sin miramientos se endeudaron sin medir las consecuencias, la República Dominicana pronto sentirá los rigores de sus desenfrenos y resaca debido a las malas prácticas económicas-financieras que ayer y hoy aplican al endeudarse sin la prudencia que mandan las actuales circunstancias.
No es tomar dinero por tomar dinero sin responsabilidad. El dinero tiene su costo y como tal se debe actuar de forma comedida con el propósito de evitar consecuencias negativas que vayan en detrimento del crecimiento y el desarrollo económico y social del país.
Santo Domingo, R.D., lunes, 16 de julio de 2012.
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