martes, 14 de agosto de 2012

El parto salarial



Editorial EL NACIONAL


La Cámara de Diputados ha convertido en ley el controvertido proyecto de Regulación Salarial del Sector Público que se espera que una vez promulgada ayude a reparar graves distorsiones en la escala de sueldos y salarios en la Administración Pública, aunque  prevalece el temor de que  ese estatuto afecte  de manera sensible el funcionamiento de instituciones descentralizadas.

Esa ley fija  un tope  salarial mensual de 450 mil pesos para el presidente de la República, 400 mil para el vicepresidente y los titulares del Senado, Cámara Baja, Suprema Corte y  Tribunal Constitucional, pero excluye  de esas regulaciones al Banco Central.

Queda abierta la posibilidad de que  la referida ley  sea objeto de un recurso de inconstitucionalidad, a juzgar por  los señalamientos de legisladores que le atribuyen colisión con el Texto Sustantivo, por lo que su aplicación  crearía controversias o interpretaciones  divergentes en  dependencias oficiales.

Los salarios de altos funcionarios y directores de agencias descentralizadas se reducirán significativamente cuando entre en vigencia ese estatuto que también  disminuirá o  anulara viáticos, incentivos y otros ingresos colaterales que  en muchos casos superan  el tope  del salario ordinario.

A pesar de sus posibles debilidades, la ley salarial tiene la finalidad de  afrontar y conjurar  el desorden de magnitud mayor que impera  en la asignación de sueldos y salarios  en la Administración Pública y, sobre todo, evitar que propios funcionarios se fijen a su mejor antojo los ingresos  que devengarían en  esas instituciones.

Lo deseable hubiese sido que se votara una ley marco sobre regulación salarial y que  el Poder Ejecutivo o el Congreso  aprobaran también  reglamentos de aplicación  de ese estatuto de conformidad con las características de las diferentes áreas oficiales, a los fines de que no  afloren distorsiones como lo sería que el titular de un Ministerio que administra miles de millones de pesos perciba igual salario que el titular de una cartera casi decorativa.

El Ministerio de Administración Publica, que tuvo a su cargo el diseño  de ese proyecto, se agenció asesoramiento de los más reputados técnicos  en la materia de Iberoamérica, por lo que se presume que  la ley  aprobada tiene perfiles similares a otras  de añeja aplicación en España, Portugal y América Latina, cuyo objetivo común ha sido el de regular políticas salariales del sector público basado en la premisa de que  el salario mayor corresponde al jefe del Estado.

La Ley de Regulación Salarial puede ser un buen regalo para  el gobierno a inaugurarse el jueves, pues  permitirá que de inmediato, el presidente Danilo Medina ponga fin, con la aplicación estricta de ese estatuto, al desorden  que prevalece en la Administración Pública, donde cualquier funcionario de menor rango percibe en términos relativos un  salario mayor que el presidente de los Estados Unidos.

Santo Domingo, R.D., martes, 14 de agosto de 2012.


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