BONAPARTE
GAUTREAUX PIÑEYRO
En nuestro país hacen falta muchas cosas para conseguir
la paz. La paz es el equilibrio que permite que una sociedad disfrute de sus
derechos, cumpla con sus deberes y donde ninguna fuerza ni grupo hegemónico
logre imponerse por la fuerza.
La paz es el punto donde todos nos encontramos
satisfechos, conocedores de que somos iguales ante la ley, que nadie es mejor
que nadie.
La paz es un resultado de la democracia, que produce el equilibrio de los asociados en sus relaciones con el poder y en sus
relaciones con los demás.
Hay paz cuando hay justicia, cuando hay una aplicación y
una administración de las leyes que no tenga miramientos al imponer las
sanciones que considere oportunas.
La paz se construye con la voluntad de la mayoría
dirigida hacia el bien común. Es una conquista que se logra cuando la mayoría
elimina cualquier obstáculo que pretenda mantener las injusticias y
privilegios.
La paz existe cuando hay consideración y respeto por el
ser humano, por cada persona, hombre,
mujer, niño, trabajador, estudiante,
profesional, militar, policía, comerciante, empleado, empleador...
La paz es el nuevo nombre del desarrollo y el orden
social, dijo el Papa Juan Pablo II. Y
el desarrollo impone una distribución de la riqueza que permita a los más vivir
al mismo tiempo que los menos...
En la oficina de don Luis E. Delmonte, en Barahona,
estaba escrita en una pared esta frase: “más que un más que un medio de hacer
dinero, el trabajo es un medio de hacer dignidad”.
La paz se siembra con empleos y con un sistema de
educación en el cual el cielo sea el límite para quienes buscan conocimientos y
oportunidades que permitan al hombre trabajar, inventar, mejorar, reformar,
descubrir.
Los problemas dejados por el mal gobierno de Leonel
Fernández son muy graves, la multiplicación del analfabetismo, el desarrollo de
la pobreza, el desempleo, la ampliación
del círculo de la inseguridad, el pago
del despilfarro del gobierno, la deuda externa y la deuda pública interna,
deben ser encarados con valor, serenidad y seriedad.
El anuncio de que el gobierno quiere nuevos impuestos
para resolver sus problemas sin apretarse el cinturón más allá de lo posible,
como parte de un real plan de austeridad que retome el camino del desarrollo
que beneficie a la mayoría, puede tener consecuencias impredecibles. Así no se
construye la paz.
Si no se toma el toro por los cuernos esos detonantes
pudieran, por combustión espontánea,
encender una mecha que
produzca una conmoción social de tal
magnitud que nadie sabe cuáles títeres quedarían con cabeza.
Ante situaciones como ésta mi madre, Nieves Piñeyro de
Gautreaux, solía decir: “si no lo resolvemos, lloraremos lágrimas de sangre”.
Santo Domingo, R.D., sábado, 01 de septiembre de 2012.
http://presenciadigitalrd.blogspot.com/2012/09/la-paz.html
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