lunes, 24 de septiembre de 2012

Montecristi: un legado



Chiqui Vicioso 

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El 24 de agosto de 1947, María Luisa Sánchez de Vicioso, mi madre, le escribió esta carta a Juan Antonio Vicioso (Diódoro Daul), mi abuelo. He aquí unos fragmentos, como tributo a su memoria, y como legado a quienes nos asomamos al hecho poético.

Querido suegro: Con verdadero júbilo hemos recibido Tony y yo su bella e interesante carta, de paso, la “pelita” que tan delicadamente nos da, aunque le confieso francamente que no estamos del todo de acuerdo con sus teorías literarias.  A este respecto desearía me permitiera usted hacerle algunas consideraciones, interpretadas desde mi personal manera de decir y sentir estas cosas del espíritu, ya que todos tenemos un modo distinto de interpretar y sentirlas, y de darle expresión y vida a lo sentido.  Por lo tanto, en concepto del derecho común al libre pensamiento, y con el mayor respeto hacia sus teorías particulares, me expreso así:

Playa El Morro, Montecristi.

En arte, querido suegro, lo mismo que en ciencias y otros movimientos progresistas de la humanidad, todos los juicios son arriesgadísimos y peligrosos.  Por eso  no es bueno juzgar apasionadamente. No estacionarse en un ángulo único de nuestro punto de vista y desde allí mirar evolucionar a los otros con una olímpica indiferencia o afectado despecho.  Vivir es progresar, renovarse, y todo cuanto existe está sujeto a cambios y circunstancias.  La poesía vive  profundamente en nuestro corazón y nos hace experimentar  intensamente todos los momentos de la existencia.  Asi, pues, no será ella quien se quede atrás.  Hay que sacarla del ostracismo intelectual en que vive desde hace siglos, y que la ha socavado hasta las entrañas.  Como todo se agota en el mundo, hasta las minas de arena, ya de lo clásico antiguo solo queda un enorme y gastado cascarón y muchos hermosos edificios poéticos.  Toda nuestra simpatía está con la indiscutiblemente bella y valiosa poesia clásica de ayer, pero nuestros ideales y nuestros sentimientos están con la poesía moderna de hoy.

Como en cierta ocasión le dije a mi padre, (quien como usted mismo es un apasionado irreductible de lo clásico antiguo), el mundo progresa rápidamente. Ha emprendido una marcha vertiginosa hacia las cumbres del poder y del saber, y para llegar va simplificando el camino, condicionándolo todo.  La poesía moderna es esa marcha.

El mundo gira por una cadena de conocimientos, cuyo principal eslabón es el arte, que da suavidad y armonía a todas las cosas que forman los demás eslabones de esa cadena de progresos consecutivos.  Y, ¿lo dejaremos enmohecer?  No.  El arte es libre e infinito.  No tiene fronteras, ni dueños, y su único horizonte es la belleza.  

Santo Domingo, R.D., lunes, 24 de septiembre de 2012.

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