Definitivamente, el cine de Hollywood cambió el mundo
BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Papá era un adolescente cuando llegó el cine a Barahona.
Era el tiempo del cine mudo donde sólo podían triunfar los grandes actores
capaces de hablar con un gesto, como el caso de Charles Chaplin, guionista,
realizador, director, primer actor, autor de la música de la cinta inmortal
“Candilejas”, donde creo que hizo su debut la entonces joven actriz Claire
Bloom.
Mi padre, Julio Gautreau, contaba que los dueños del
teatro “Unión” contrataron a mi abuelo, Clodomiro Gautreau Rijo, para que amenizara
las películas. El público tenía preferencias musicales para cada tipo de
escena, por ejemplo, en una escena donde los novios paseaban románticamente en
un bote, la gente gritaba: ¡un vals, un vals! y el abuelo tenía entre otros
valses “Sobre las Olas” del mexicano Juventino Rosas. Cuando se trataba de una
escena en la cual el protagonista cabalgaba a galope, la gente gritaba:
¡pasodoble, pasodoble! y el abuelo tenía programada para esos momentos la
obertura de Guillermo Tell de Gioacchino Rossini. El cine ha sido un vehículo
cuya diversidad de contenido, lo convirtió hace tiempo en un instrumento cuyo
efecto-demostración ha sido tan determinante en la civilización actual, que
José Stalin, “el padrecito de todas las rusias” dijo que si hubiera manejado
una industria cinematográfica como la de Hollywood habría gobernado el mundo.
Definitivamente, el cine de Hollywood cambió el mundo, universalizó modos
culturales norteamericanos como modelos de conducta, que en muchos casos son
ejemplos para peor.
Mi Miriam, mi esposa, critica las constantes escenas de
violencia y sexo más explícito de lo que manda el arte, o aquellas tramas donde
se enseñan, modos de engaño, robo, o formas de torturas y las espeluznantes
imágenes de personas mutiladas, animales inexistentes, robots de los que
planean crear los barones de la guerra en su afán por dominar el mundo.
Cuando la familia Manson asesinó a la bella Sharon Tate,
esposa del genial Roman Polanski y a varios amigos de la pareja, el mundo del
espectáculo se estremeció puesto que la actriz estaba embarazada y no hubo
piedad para ella. El asesinato del joven José Carlos Hernández es una
demostración de que en el cine se venden, como monedas de buena ley, escenas,
tramas, sin que haya una enseñanza, sin que haya castigo para las conductas
equivocadas. Eso crea en muchos jóvenes la idea de que no hay división entre el
bien y el mal, que es bueno lo que uno quiere hacer, sin que importe quién
entienda que está mal. Convengo con Miriam en que el cine ha sido usado para repetir
conductas, estilos, modos de ser y hacer que dañen más que beneficiar la
humanidad.
Santo Domingo, R.D., jueves, 06 de septiembre de 2012.
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