AMPARO CHANTADA
La Estrategia Nacional de Desarrollo 2010-2030 que el
Ejecutivo sometió al Senado, recoge,
para sintetizarla, todos los indicadores de Desarrollo Humano que plantean las
Naciones Unidas, para conformar así una
sociedad utópica donde desarrollo, armonía y equilibrio son resultados
esperados. Sin embargo, esa Estrategia
podría quedarse en el papel, porque no plantea:
1. La descentralización real y efectiva del presupuesto
de la nación.
2. La regionalización como una
nueva estrategia de desarrollo
territorial, unificándolas en todos los Ministerios y sin más atomización del
territorio, sobre todo. Sabemos que eso
implica un cambio radical en las
relaciones de Poder entre Estado,
Sociedad y Territorio (actualmente vertical y centralizadora por una relación
horizontal y descentralizada).
Esa nueva división geo-administrativa, histórica y
cultural debería garantizar la participación política efectiva de la
ciudadanía, con la elección directa de
sus representantes al Congreso (Senadores), de sus dirigentes políticos
(primarias) y con la elección de verdaderos Gobiernos Regionales, con
representantes locales, para poder así aplicar las políticas de desarrollo
regional, discutidas y seleccionadas democráticamente, con manejo de recursos,
con auditorías populares, con la finalidad de impulsar un desarrollo realmente
equitativo del país, bajo el control de un organismo central que regularía la
repartición del presupuesto nacional.
No como ocurre desde 1916 con el ex Distrito Nacional,
que acapara la inmensa mayoría de las inversiones, tanto del sector privado
como público, fabricándose así un territorio centrípeta y anómalo. El país no
puede contentarse con discursos sobre la macro-economía y la estabilidad; requiere adoptar medidas en el plano
micro-económico-regional que permitan aumentar la productividad en la economía,
la inversión, el empleo y el desarrollo
local-regional hacia la diversificación de la economía, propiciando
la dispersión natural de la población en ciudades amigables y así desacelerar
el éxodo rural.
El mundo académico
en la actualidad debe abocarse a
debatir con más intensidad en torno a
las formas, contenidos y sentido que
deben adquirir estos sub-espacios territoriales en el contexto de un sistema
social que se globaliza desigualmente. El entorno del lago Enriquillo, la despoblación de la zona fronteriza, la concentración desigual de la zona Este y
la pauperización de antiguos polos turísticos son inquietantes señales. En un
escenario como el referido, los actores sociales, políticos y económicos de
nuestras regiones, (son diez en la actualidad), deben asumir el desafío de
pensar estratégicamente nuevos escenarios de futuro.
Santo Domingo, R.D., viernes, 19 de octubre de 2012.
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