miércoles, 17 de octubre de 2012

Gobiernos chupasangre, empresarios explotadores


 
ROSARIO ESPINAL

Si usted es pobre o clase media se embromó. Cada nuevo gobierno dominicano encuentra un déficit fiscal, produce otro y se endeuda más. Inflan el Producto Interno Bruto (PIB) con dinero prestado, distribuyen mal la riqueza creada, y propagan el cuento de que en República Dominicana la carga fiscal es baja.

Casi todos los países del mundo están endeudados. Una diferencia clave es que a las economías fuertes como Estados Unidos y Japón les prestan dinero casi gratis, no así a República Dominicana.

Mientras el gobierno puede ignorar la presión de pago, gasta y malgasta; y cuando se acaba el período de gracia anuncia una nueva reforma fiscal como la actual.

El estribillo siempre es el mismo: más impuestos o colapsa la economía; más impuestos o no hay desarrollo. Culpable de la situación es siempre otro: el Fondo Monetario (FMI), el petróleo, la electricidad, o el partido de oposición.

La población, atemorizada y desmovilizada, aguanta los paquetazos impositivos y acepta como calmante alguna explicación.

Una vez aprobados los nuevos impuestos, se logra la llamada estabilidad macro-económica (léase, inflación y devaluación moderadas), porque el FMI autoriza más préstamos para que siga la espiral de endeudamiento. También fluye la inversión privada que se siente confiada cuando el FMI custodia las finanzas.

Los pobres siguen siendo pobres y la mayoría de la clase media ve sus posibilidades de bienestar truncadas.

De cada crisis económica salen ilesos, o muchas veces gananciosos, dos grupos principales: los grandes empresarios y la clase gobernante. Los empresarios tienen capacidad de rejuego al aumentar precios si venden en el mercado local, y pagan bajos salarios a la mayoría de sus empleados. La clase gobernante extrae grandes beneficios del Estado de múltiples maneras.

Para entender este vía crucis repetitivo hay que saber qué hace el gobierno con el dinero que recauda, y por qué la economía dominicana no crea mejores empleos que amplíen la base contributiva.

En el post-trujillismo, los gobiernos dominicanos han compensado la falta de empleos privados con inversión en la construcción y la ampliación de la empleomanía estatal (en una primera etapa había empresas estatales que sirvieron de foco clientelar, pero fueron abolidas o privatizadas).

La estructura salarial en el Estado y la construcción pública consiste en muchas personas con bajos salarios, una capa de técnicos y profesionales de ingresos medios, y políticos que reciben grandes beneficios. Estos últimos ocupan las mejores posiciones en el gobierno y obtienen sustanciosas ganancias mediante contratos, comisiones, altos sueldos, exoneraciones, pensiones, terrenos, apartamentos, barrilitos o cofrecitos. Así desvían muchos recursos que pudieron destinarse a mejorar los servicios públicos. A los pobres antes les daban funditas y ahora tarjetitas.

Por su parte, los empresarios dominicanos han recibido diversos incentivos fiscales y de otro tipo en el post-trujillismo, pero la mayoría de los empleos creados son de bajos salarios. Por eso no aumenta significativamente la clase media. Peor aún, muchos dependen para la acumulación de riqueza de la mano de obra haitiana, barata y desprovista de derechos políticos. Esto significa que el capitalismo dominicano se nutre constantemente de una gran reserva de pobres indigentes.

Ante el alto desempleo y los bajos salarios, muchos dominicanos han emigrado al exterior. En los países donde van, la mayoría no alcanza a ser clase media por su bajo nivel educativo, pero como obreros o chiriperos ganan más que en República Dominicana.

Si usted no emigró ni se enroló en un partido político para ascender por las redes clientelares, los bajos salarios, los impuestos y el costo de la vida le impedirán mejorar sus condiciones de vida.

Santo Domingo, R.D., miércoles, 17 de octubre de 2012.

No hay comentarios:

Translate