José Antonio Torres
En la granja del señor Jones, los animales no
estaban contentos con su tipo de vida y planeaban una rebelión en rechazo a
nuevas cargas impositivas anunciadas para cubrir los desaguisados de parientes
y amigos del señor Jones.
Una noche los animales se levantaron contra los
abusos de los humanos echándolos y adueñándose de la granja. Establecieron un
gobierno con normas éticas y morales y
dividiendo en partes iguales los beneficios del trabajo sin la intervención de
los granjeros.
De acuerdo a George Orwell, en su novela satírica
“Rebelión en la Granja”, publicada en 1946, la revolución animal en la granja
del señor Jones había sido un éxito, y el líder, un cerdo llamado Napoleón
había prometido a los demás animales enseñarles a leer, escribir y construir un
molino para suplir de agua la granja.
Con el paso del tiempo, Napoleón se adueñó de la
granja, consiguiendo expulsar a los animales que asumieron posiciones críticas
a su gestión.
Empujados por el esfuerzo conjunto y las promesas de Napoleón, los animales trabajaron
y duplicaron los tributos con el objetivo de finalizar el molino y así cultivar
la tierra.
Poco a poco el grupo de Napoleón iba consiguiendo
respeto dentro de la granja haciendo correr el rumor de que todos los de otras
especies eran enemigos, con lo que logró crear una élite animal que con el paso
de los días ignoraba los preceptos éticos creados por ellos mismos.
Los animales de la élite desobedecían cada vez más
los mandamientos en los que se basaba su sociedad y vivían mejor que los demás
poniendo la excusa de que ellos debían cuidarse para poder llevar el gobierno
de la granja de manera más eficiente.
Por más tecnología llevada a la granja, los
animales nunca entendieron que la revolución de Napoleón había fracasado, ya no
podían vivir mejor que antes, y la élite comenzó a sentirse en un nivel
superior a los demás, llevados por la codicia terminaron aliados con los
humanos, vistiendo y viviendo como los hombres.
Santo Domingo, R.D., martes, 23 de octubre de 2012.
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