Leandro Guzmán
El problema de los apagones, es la historia de nunca acabar. El comercio y la población sufren las consecuencias, incluso con altas facturaciones, aunque muchos tienen que gastar dinero en plantas de emergencia.
El constante crecimiento de la población y, en consecuencia, la demanda, son factores que se unen negativamente a la falta de educación cívica, pues evidentemente hay también un derroche de energía. Las instituciones públicas son un buen ejemplo, pues en ellas se aprecia, en horas de la noche cuando nadie trabaja, luces encendidas.
Hubo una época en que la producción y el consumo iban casi a la par, pero por el descuido de diferentes gobiernos la situación se salió de control. No se construyeron a tiempo las plantas que se necesitaban, pero tampoco las hidroeléctricas que contribuyen a ahorrar dólares.
Surgieron entonces los generadores privados, que, por supuesto no suministran gratis la energía. Los frecuentes atrasos del Gobierno en el pago les obligan a apagar las plantas, cuando no es que se habla de “problemas técnicos” o “mantenimiento”.
El factor político es decisivo, pues el Gobierno ha asumido un oneroso subsidio a los sectores carenciados, acostumbrados a no pagar la energía. Sin embargo, pagan puntualmente el teléfono. Esos que en muchos casos se roban la energía, son los que más protestan cuando hay apagones, incluso con el uso de la violencia.
Estamos firmes en nuestra creencia de que mientras el Gobierno no apele al uso de la energía alternativa, en sus diversas variantes, los apagones continuarán. El pago oportuno a los generadores no garantiza un suministro estable, pues la población sigue creciendo y llegará un momento en que el potencial instalado, que es suficiente, no alcanzará para satisfacer la demanda.
Hay que admitir que aún cuando se han producido ligeros cambios en la CDEEE, la crisis de energía continúa, sin habérsele explicado al pueblo cuál es la situación real y las soluciones en carpeta a mediano plazo.
No hace mucho que se habló de la posible instalación de dos plantas eléctricas que producirían energía con el uso de carbón, pero de eso es poco lo que se sabe. Se dijo también que se instalarían uno que otro proyecto eólico, pero todo sigue en el misterio.
La falta de información origina una crisis de credibilidad. Mientras se continúe de esa manera, parece creíble especular que llegará el fin de siglo y el problema continuará.
Santo Domingo, R.D., jueves, 25 de marzo de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario