martes, 7 de septiembre de 2010

Crímenes sexuales





Susi Pola

La noticia recién publicada por EFE, acerca de la declaración de la iglesia católica de no abrir un proceso canónico al ex obispo de la diócesis de Brujas, en Bélgica, Roger Vangheluwe, quien admitió haber abusado de un menor cuando era sacerdote, además de parecer absurda, recuerda la universalidad del poder jerárquico y eclesial y también de otros poderes, cuando se trata de la comisión de crímenes relacionados con los derechos sexuales y reproductivos de las personas, a cualquier edad, así como las violencias basadas en el género contra las mujeres.

La razón para la medida, dicen, es que los que los hechos abominables prescribieron y el periódico informa que, que El Vaticano acaba de duplicar el período para juzgar a un religioso por crímenes de este tipo a veinte años, contados desde la mayoría de edad de la víctima, los abusos cometidos por el ex obispo de Brujas datan de hace 24 años.

Monseñor Roger Vangheluwe, arzobispo emérito de Brujas.

De acuerdo a la nota, el papa Benedicto XVI, que hizo cesar del cargo a Vangheluwe, después de que reconociera los abusos al menor, tiene poderes para imponer una sanción sin infringir el procedimiento judicial propio de cualquier estado de derecho, lo que parece un disparate tan grande como el mundo.

El hecho de que el Papa de Roma tenga en sus manos decidir en justicia y sentenciar, aún cuando se trata de justicia penal por hechos criminales, no hace ningún sentido y evoca otros abusos de poder ejercidos en las instituciones nuestras, como el tratamiento que le da el sistema de Educación a los casos de hostigamiento, abuso y violación sexual a niños y niñas por parte de docentes, donde la decisión pasa por alto a la ley. (En Santiago, hay docentes señalados y establecidos reincidentes, se habla del número de adolescentes que se embarazan por ellos y hasta se encuentra normal que así sea).

Y no es solo en Educación. También en el sistema de Salud Pública, la gerencia de los hospitales públicos y privados, determina el castigo a imponer a un médico que acosa sexualmente a compañeras colegas, a enfermeras y hasta pacientes, generalmente decidiendo traslados del victimario y hasta separación de la víctima de su trabajo, silenciando los hechos para seguir como si nada hubiera pasado. (Solo en Santiago, se sabe al menos de media docena de médicos acosadores y hasta violadores, que se mantienen en sus trabajos como si nada: ni las instituciones hospitalarias ni el Colegio Médico tiene interés en denunciarlos).

Solo por poner dos ejemplos para provocar las mentes de lectores y lectoras, a que hagan acopio de sus recuerdos y empiecen a identificar los abusos que se cometen en nombre del poder y en menoscabo de la ley y su cumplimiento.

Santo Domingo, R.D., martes, 07 de septiembre de 2010

susipola@gmail.com
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/9/7/59713/Crimenes-sexuales

http://www.presenciadigitalrd.blogspot.com/

No hay comentarios:

Translate